ESCLAVITUD O LIBERTAD.

Entonces Jehová dijo a Moisés; Entra ante el Faraón, y dile: Así dice Jehová: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. Éxodo 8:1

Según la historia egipcia, el faraón reinante era Rameses II. En el blog http://judaislacris.blogspot.com describo lo que paso con el pueblo de Israel y las consecuencias que trajo para Egipto. 

Cierto es que los historiadores y Egipto no quieren mencionar los hechos ocurridos con Ramesés II. 

Pero la Biblia es clara y sencilla, y nos cuenta lo que ocurrió en esa época. Cuando uno es esclavo es muy difícil servir a Dios. 

No importa si es una nación o una persona, la esclavitud nos lleva a una degradación del ser humano. 

No sabemos el intervalo, cuando Dios le ordenó a Moisés ver al faraón. Lo que si es cierto que los israelitas eran esclavos y mientra está situación existiese en Egipto era imposible que sirviera a Dios. 

No eran muchos los que adoraban al Dios de Abraham, pero el poco conocimiento que ellos tenían se iba perdiendo. 

Esto ocurre exactamente con el pueblo de Dios. Tienen el mejor método para estudiar la Biblia, y tener un gran conocimiento de Dios Grande, pero un gran número del pueblo no la estudian. 

A diferencia que el pueblo de Dios presente, ellos debían de ser instruidos por Dios mismo, y quitar toda tendencia idólatra de su mente. 

No podían guardar los mandamientos de Dios, ni su ley en un país idólatra. Era bien evidente que si quería servir a Dios ante el mundo, tenían que salir de Egipto. 

Moisés comprendía, que primero debía de ser liberado. La libertad primero y después vendría el servicio. Cristo nos liberó del pecado, ya que estábamos siendo esclavos de aquel que nos esclavizo. 

Cristo con su muerte nos dio la libertad, y nos indico el camino a seguir. 

El que está atado por el poder del pecado no puede obedecer la ley de Dios, porque no puede darle el primer lugar en su corazón. El pecado está presente en nuestro corazón. 

Sólo la gracia de Cristo puede hacernos libres del pecado. 

Cristo vino a liberar a los cautivos, y a dar buenas nuevas de salvación. 

Moisés sabía la situación decadente en que se encontraba. 

“Y los hijos de Israel gemían a causa de su servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre” (Éxodo 2:23). 

Distinta época, el mismo método, el pueblo clama para que Cristo venga y seamos liberados de la esclavitud del pecado. 

Igual que fue dada la promesa a Abraham, es también dada a sus hijos en este siglo de violencia y maldad. La promesa es segura.

MARANATA.

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