MANOS Y CORAZÓN PURO.

¿Quién, subirá al monte de Jehová? ¿ Y quién estará en el lugar de su santidad? El limpio de manos, y puro de corazón. Sal. 24: 3-4.

Hace muchos años cuando estaba estudiando en escuela de arte, me tocó hacer una figura que representase a un mundo destrozado por dos manos. 

Lo más difícil era las manos. La figura pesaba 30 Kg. Dicha figura me la robaron, y no se su paradero. En cuanto a las manos, me base en las famosas manos en la posición de orar. 

Las manos no revelan la condición del hombre, aunque si nos transmite lo que puede haber en nuestro corazón. Unas manos que no estén manchadas por la iniquidad. 

Hay manos que hablan al corazón cuando las ves. El salmo 15 nos habla de las manos violentas, pero nos habla también de las manos que sirven para bendición. 

Son las manos de los Justos, son llamadas la generación de los justos. El salmista se identifica con el pueblo de Dios. Hombres y mujeres que han sufrido por su causa. 

Un ejemplo de las manos puras, son las manos de Jesús, que muchos artistas han querido inmortalizar, en cual muchos artistas han querido inmortalizar a Jesús. 

Las manos impuras no reconoce a Dios (Rom 10:14). La manos de Jesús eran limpias, puras y sin pecado. Con ellas dio gran bendición a los hombres, sano y dio el alimento espiritual que necesitaba el hombre. 

Pero también hay manos impuras, que comete toda clase de impiedades en este mundo, y que su manos serán el testimonio para su condenación. 

Vemos el espíritu de Judas, que interrumpió ante la presencia de los ancianos y acepto las treinta pieza de plata, y así vendió a su Maestro. 

Pilatos tuvo una experiencia similar. Cierto poeta de la Edad Media, lo describía bajando a un arroyo para lavarse las manos, pero cuanto mas se quería lavar, mas sangre salia de sus manos. 

Así son los que traicionan a su Señor, la mancha de su corazón y de sus manos permanecerán hasta el día del juicio. 

Creo que todo el perfume del mundo no podrá limpiar las manos que derramado la sangre inocente de este mundo. 

La generación de los justos da testimonio de su Señor, y es protegido y ayudada por su Señor. 

El que haya limpiado sus manos será cada día mas fuerte, mientra el que las manchó se tornará mas débil cada vez. 

Si obramos de acuerdo con las condiciones que ha establecido el Señor, aseguraremos nuestra elección para salvación.

Perfecta obediencia a sus mandamientos es la evidencia de que amamos al Señor y no estamos endurecidos en el pecado (MS 166 1868). Tendremos las manos limpiar y puro el corazón.

MARANATA.

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