sábado, 14 de agosto de 2021

LA SABIDURÍA DE DIOS.

Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y con toda tu posesión adquiere inteligencia. Prov. 4:7

Salomón es el prototipo de la sabiduría, lo único que pidió a Dios es precisamente eso, sabiduría y inteligencia para poder ser un gran dirigente. 

Cosa que hoy carece la humanidad. Si David le da el consejo a Salomón de buscar la sabiduría y el temor de Dios, no es nada de extrañar que Salomón pidiese a Dios estas dos cosas. (1 Rey.3: 5-15). 

Hoy día tenemos conocimiento en todos los campos, sería muy difícil hoy encontrar el prototipo de la ignorancia. 

Aunque existe ignorancia dentro del ser humano, por motivos económicos o otros factores, Dios siempre dará inteligencia y sabiduría para comprender su palabra y la naturaleza. 

Los días de la Edad Media, donde la gran mayoría no sabían cuál era la mano derecha, eso ha desaparecido en nuestro siglo. 

Benjamín Franklin decía: “Nada es más importante para el bienestar del pueblo que formar y educar a la juventud para que sean sabios y virtuosos. 

Los sabios y los hombres de bien son, a mi parecer, la fuerza de un estado mucho más que las riquezas y las armas”. 

Vivimos en un siglo donde los niños saben manejar un móvil a los tres años, antes de ir a la escuela.

 La enseñanza es solamente una herramienta en el proceso de adquirir sabiduría y virtud es un proceso de toda la vida. Hay niños que a los doce años están haciendo una carrera de física teórica. Hay otros que nos quedamos atrás. 

La sabiduría que aquí se nos presenta, es una muy especial. Uno puede saber mucho, tener una carrera, un nombre que le de popularidad sin embargo entiende poco o nada de la ciencia de Dios. 

La sabiduría es comprender la Palabra de Dios, la sabiduría de saber todo lo que va a ocurrir, y lo que está ocurriendo ahora. 

“La sabiduría es tener paz en el corazón más que la razón. La sabiduría es la amiga de Dios. 

La verdadera sabiduría viene a través de su palabra. La sabiduría nos enseña andar por los caminos angostos (Mat. 7:14). 

Si salomón hubiera seguido siempre este consejo, nunca se habría desviado por el camino donde los tropiezos lo hicieron caer en desgracia delante de Dios y los hombres (1 Rey.11:1-13). 

La verdadera sabiduría estar en hacer la voluntad de Dios, en reconocer sus mandamientos, y saber obedecer a sus requerimientos. “En hacer tu voluntad, Dios mio, me ha agradado; y tu ley está en medio de mi corazón Sal. 40:8. Hagamos esto y viviremos.

MARANATA.

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