Lo mas sorprendente de este texto es: “Perpetuamente”. En Gr. es pantelés, “completamente”, “plenamente”, “cabalmente”, “para siempre”. Muchos de los teólogos están en desacuerdo.
Pero todos ellos dicen lo mismo, pues Cristo es quien salva completamente y por la eternidad. “Salva perpetuamente ya que por su gracia somos salvos.
Lo cierto que este pasaje nos da una verdad gloriosa, llena de un gran significado y consuelo al cristiano. En muchas ocasiones: ¿el cristiano se siente sólo?.
¿Abatido y sin fuerza? ¿Somos tentados y muchas veces probados? En muchas ocasiones nos enredamos en los bienes de esta vida. ¿Somos conscientes de lo que puede pasarnos?
Depende de las decisiones que tomemos, dependerá estar en el cielo o en el hades. Todo depende a quien elegimos. Cristo está apartado de nosotros, cierto es, pero también es cierto que a través del Espíritu santo está con nosotros.
Luego esto nos invita a llevar una vida ordenada, como la que llevó Cristo y sus apóstoles. Los cristianos del primer siglo y del XV y XVI sentían el santo deber de llevar una vida ordenada ante los ojos de Dios.
Y muchos murieron por su fe y lealtad a Dios. Todos tuvieron es experiencia. Todos ellos eran sacerdotes, (metafóricamente hablando).
Es por eso que Jesús se nos es presentado como Sumo sacerdote, para que nosotros sigamos su ejemplo. “Por lo tanto, teniendo un gran sumo sacerdote en los cielos, Jesús Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión de fe.
No codiciemos las cosas del mundo, seamos ejemplo a los que nos rodean. Seamos como esos hombres, que fueron fieles a Dios hasta su muerte.
Este mundo no vale nada, no tiene ningún valor, pero las cosas celestiales, eso si tiene valor. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.
Jesús es tan asequible como lo era entonces. Jesús está en el santuario celestial derramando sobres sus hijos los beneficios de su expiación.
Y gracias a estos beneficios, podemos tener la seguridad de ser aceptados por Él Padre, de que nuestros pecados sean perdonados y poseer una inmortalidad en un futuro no lejano.
Todos que miren a la cruz y abandone su vida mundana tendrán la inmortalidad. Es la promesa de Cristo, y Dios no miente.
MARANATA.
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