sábado, 5 de septiembre de 2020

EZEQUIEL ES CUIDADO POR DIOS.

Vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me dijo: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo. Y me levantéY salí al campo; y he aquí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había visto junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. Entonces entró el Espíritu en mí y me afirmo sobre mis pies. Ezequiel. 3:22-24.

Desde que el hijo de Dios nace, lleva consigo la responsabilidad de serle fiel a Dios. Esta gran tarea de educar a los hijos para Dios depende de los padres. 

Ezequiel no solamente fue cuidado por sus padres, sino que Dios lo llamo para la obra que estaba para el. 

Es evidente que lo que Ezequiel había visto fue impresionante, y tuvo una sensación de grandeza de su responsabilidad. 

El cristiano consagrado puede también tener este sentimiento de grandeza por la obra de Dios en la tierra. 

Ezequiel vio y experimento lo que había oído lo colmó de una abrumadora sensación de la gravedad de su responsabilidad. 

Es posible que usted y yo, no tengamos un llamado tan espectacular como Ezequiel, pero si hemos tenido un momento en nuestra vida la paz de un Dios grande, y tener la seguridad que nuestra petición fue contestada. 

“Yo si la tuve” en la ciudad de Badajoz, cuando estuve ablando con mi Dios durante oras. Sentí una paz cual nunca la sentí en mi vida, y mi petición fue contestada en el acto. 

No se puede expresar con palabras rebuscadas, ni exponer fantasías que no sería adecuadas ante la presencia de un Dios Grande. Pero si es cierto, y así lo creo yo. 

Que el que conducía el coche desde Sevilla hasta Badajos fue un ángel, ya que no pude ver su rostro. Pero la paz que sentía, hasta hoy no la he experimentado. 

Ezequiel volvió a ver la impresionante visión que había contemplado en el rio Quebar. La gran manifestación de la gloria de Dios: “Y me postré sobre mi rostro”. 

Y el Espíritu Santo entro en él: “Y me afirmo sobre mis pies”. Ezequiel acepto la represión de Dios, y a partir de su silencio en ese momento fue sumiso a Dios. 

En adelante, Ezequiel aparece como siervo humilde y obediente a la voz de Dios. Cada uno en algún momento de su vida, debe realizar grandes decisiones. 

Hay que decidir tu carrera, cual es la mujer de tu vida, y lo más importante: ¿Cual va aser tú Dios? Todos los hombres y mujeres deben, en algún de su vida tomar la gran decisión. 

A quien debes de servir, al dios de este mundo oh al Dios del universo. 

En cualquier caso, bienaventurado es el que puede sentir la presencia de Dios en el proceso de elección. 

Podemos percibir su dirección a lo largo de nuestra vida- Podemos oír su voz y su consejo a través de amigos y pastores. 

Podemos sentir su presencia a través de la oración y la lectura de su palabra. 
“Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabras que digan: Este es el camino, anda por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”. Isa. 30:21.
MARANATA.
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