Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la intepretación, y para que entienda los pensamientos de tu corazón. Daniel 2:30.
Cierto es que este pasaje nos revela la forma notable de cómo era Daniel. El rey tenía un privilegio de conocer de primera mano lo que Dios quería hacer con el destino del mundo.
Daniel no se escusa, sino que revela de dónde viene la sabiduría, y esta solo viene de Dios. Daniel era un siervo al servicio de Dios. Pero la visión fue dada a Daniel para beneficio del rey.
“este misterio no me ha sido revelado por razones de la sabiduría. . . sino para que tú puedas saber los pensamientos de tu corazón”. Dios le revelo el sueño, lo que los sabios de su tiempo no pudieron hacer.
Lo cierto que esto debía de ser una gran oportunidad para cualquier joven. Subir a la cima del poder, para promover sus propios intereses.
Daniel no era esa clase de jóvenes de hoy día, que sólo busca su propio bienestar.
Hoy en día el pueblo de Dios y sus jóvenes, tienen tanta sabiduría, que no la ponen al servicio de Dios, y otros se contenta con poca cosa, para no hacer más que lo justo.
Daniel es un ejemplo para todos, y Dios lo uso porque sabía que estaba dispuesto ha hacer su voluntad. En toda organización hay “trepadores”: gente que está decidida a llegar a la cumbre a cualquier costo.
Estos hombre manejan los hilos, y degradan a sus amigos incluso a parientes. Gracias a Dios tenemos un conocimientos de las profecías de Daniel y Apocalipsis, que debe de ser dadas al mundo.
Cada hijo de Dios debe de ser una luz en las tinieblas, y más en los tiempos en que vivimos.
Recuerdo cómo Dios me uso en muchas ocasiones en mi trabajo, y cómo veía a otros cristianos degradar el nombre de Dios, haciendo cosas que no eran licitas a la vista de Dios.
Daniel tuvo que luchar con hombres malvados, ambiciosos, y con ansias de poder. Hoy cada cristiano, sincero, y temeroso de Dios, tiene que luchar con las armas que lucho Daniel; y esa arma es la oración.
No hay cosa que más miedo le da a nuestro enemigo, que un cristiano orando. Puede venir a nuestra mente: “No ores, Dios no te va a escuchar, eres un pecador”.
No hagamos caso oremos, y pidamos ayuda a nuestro Dios. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Cuan estimulantes es encontrar a cristianos como Daniel, que creen en las bendiciones de Dios y que son derramadas sobre ellos, no para enaltecer su prestigio personal sino para instruir y bendecir a otros.
Este es el verdadero espíritu de la vida cristiana. “recibo para poder dar”. Este es el lema del siervo de Dios. Seamos como Daniel.
MARANATA.
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