lunes, 29 de octubre de 2018

LOS HIJOS DE DIOS SANTIFICADOS.

Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, y santificados, y habéis sido santificados, ya habéis sido santificado en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. 1º Cor. 6:11.
La iglesia de los Corintios practicaban de los vicios descritos en este cap. Pero algunos aun seguían practicando algún vicio del pasado. 

El bautismo era y es la señal externa, el reconocimiento o la ratificación de una experiencia intima de la eliminación del que el pecado se a eliminado. Esto significa el lavamiento de la regeneración de hombres y mujeres. 

Es el milagro de un nuevo nacimiento y de una regeneración que ha sido experimentada por la persona. Cuyos pecados han sido perdonados y lavados por la sangre de Jesucristo y ha puesto su fe (Mat. 26:28; Efe. 1:7; Heb. 9:14,22). 

Aunque un hombre o mujer haya sido contaminados y corrompido por los pecados más viles, puede hallar completa salvación en Jesús. 

Cuando una persona tal se arrepiente el Espíritu Santo hace la obra de transformación y el hombre llega a pasar a ser hijo de Dios. 

Juan habla de una santificación del creyente. Los de Corintios son llamados a ser hijos de Dios por la santificación, (Juan 17:11,17). A salir de las costumbres del mundo, viven en el mundo, pero fuera del mundo en sus modas y costumbres. 

Debian ser luz al mundo que los rodeaba, al igual que nosotros. El año pasado fu a Francia a ver a mi hija, que a la sazón es la esposa del Pastor Pedro T. Martinez. 

Y me llevaron a la Catedral de Notre Dame, me fije es sus vidriera de múltiples colores, y las imágenes que a través de la luz daban una solemnidad a hacia que el espectador quedase anonadado. Ángeles y personajes Bíblicos daban un mensaje claro de lo que requería del hombre Dios. 

Esto me hizo pensar, que el cristiano debería ser como los ángeles en dar la luz al mundo y ser transparentes en su vida. Somos llamados a ser santos ya que hemos de tener una verdadera reforma en nuestras vidas. 

Y ese es el proceso diario de nuestra vida. Debemos dar luz como los ángeles de la vidriera de Notre Dame, por qué somos santo y hijos de Dios. 

“La santificación bíblica, usualmente denota la respuesta afirmativa del pecador a los ruegos divinos por medio del Espíritu Santo, y la aceptación de Jesús como salvador. Este proceso es un continuo crecimiento en la gracia y en el conocimiento de Dios (ver 1 Tes. 4:3; 2º Tes. 2:13; CS. 522).

Somos o deberíamos ser santos que dejamos pasar la luz. Usted puede ser uno de ellos, porque ha sido lavado, santificado por la sangre de Jesús y el poder del Espíritu Santo. A la vista de Dios, usted y yo, estamos limpios transparentes como una vidriera de múltiples colores. 
MARANATA.
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