sábado, 6 de octubre de 2018

LA VASIJA PERDIDA.

Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Jere. 18:4
Desde que Israel existió como nación soberana, el orgullo y la arrogancia no fue desechada por el pueblo. Este mal acarreo grandes problemas a Israel. 

La soberbia de Judá, la arrogancia, el orgullo vano, surge de un corazón no santificado. El espíritu Santo no puede hacer nada por el hombre y mujeres que se encuentra en este estado. Estaban perdidos, pero ellos no lo sabían. 

Eran tercos, ese rasgo de carácter los llevaría a metas insospechables de maldad. La tinaja una vez construida y dejada a secar un poco de tiempo, se podía meter en el horno, y esta se rasgaba. Esta tinaja grande se usaba para meter el mosto de la nueva cosecha. 

Sabemos que los reyes Joacaz, Joacim, Joaquín, y el rey Sedequías reyes de Judá ( 2º Rey. 23:31- a 24: 20; PP. II 96-100). Todos ellos estuvieron implicado en los sucesos finales de la historia de Israel. 

Israel, ciego a la luz de sus profetas era tardo para oír. Salmanasar V conquisto a Israel y lo deporto. 

Si el pueblo de Dios se hubiera mantenido en el lugar que le fue señalado, como depositario de la verdad sagrada y eterna que debía de llegar al mundo pagano, Jerusalén habría permanecido hasta hoy. 

Israel fue rebelde. Dios hizo todo lo que pudo para salvar a Israel, incluso mando al Unigénito Hijo de Dios para salvarlo, pero desecharon a Dios y su misericordia. El Espíritu Santo no podía hacer nada más, sino dejarlo a su suerte. 

Israel nunca más sera la nación escogida por Dios. Pero si como individuos, si aceptan a Jesús como su salvador. 
Este suceso es una advertencia muy clara para el pueblo de Dios. El espíritu Santo, se mueve y convence de pecado y de juicio. 

Pero los mismos pecados que cometió Israel de antaño, se esta repitiendo en el Israel moderno.El Espíritu Santo trabaja en su pueblo para que dejen la mundanalidad que hay. 

No podemos vivir en dos mundos, o servimos a Dios, o al mundo. Dios envía
amonestaciones. Le ruega que deje de hacer el mal y aprenda hacer el bien; que escuchen las amonestaciones dada por el Espíritu de Profecía.

Dios promete grandes bendiciones para todos los que le siguen al Señor a fin de hacer lo recto (Cart. 34. 1899).

Se ha prometido el derramamiento del Espíritu Santo, pero no todos lo recibiremos, muchos se quedaran en las puertas.La amonestación es clara y directa, no hay ambigüedad. 

Roguemos al Señor de la mies, que mande obreros dignos y respetuosos con Dios. Pues el ejemplo bale más que mil palabras, y hoy en los púlpitos no hay respecto a Dios. 
 Nota. estoy con una gran gripe, cueando este mejor seguire en el blog.
MARANATA.
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