Dios es el que escudriña los
corazones del ser humano, y sabe nuestras inclinaciones. No podemos
engañarle. No necesita que esas emociones profundas se exprese con
palabras.
¡Cuantas veces acudimos a Dios en oración y no encontramos la palabra adecuada para declarar nuestros temores y angustia! No necesitamos de la elocuencia del lenguaje para persuadirlo a que nos oiga.
Así luchamos en oración, anhelantes de seguridad de que Dios no sólo está escuchando, sino de que su corazón y el nuestro está vibrando con el nuestro. El recoge nuestra frase y la termina.El da a nuestros gemidos un vinculo de expresión que es inigualable en su extensión.
“Y el que escruta los corazones conoce cual es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios”. El Espíritu Santo gime ante Dios para que nos conforte y hallemos el perdón.
El Espíritu Santo “conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. En este verso establece dos razones por las cuales Dios conoce la mente del Espíritu.
A/ El Espíritu intercede de acuerdo con la voluntad de Dios y con el propósito divino: “Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo del corazón” (1º Cor.2:10). B/ El Espíritu intercede por los “santos”. Ya que es el objeto especial del propósito divino por lo cual intercede el Espíritu Santo.
Transforma nuestras palabras imperfectas, y le da un sentido apropiado. El hombre debe presentarse a Dios tal como es, imperfecto, con humildad, sabiendo que en esos momentos está ante el Rey de Reyes.
Ir sin palabras rebuscadas.Hay muchos que tienen el vicio o el abito decir repetitivamente (Señor, Señor) continuamente en una oración, el E.P. aclara que eso desagrada a Dios y a los ángeles. Olvidamos que estamos ante la presencia de Dios.
Sabemos que, de acuerdo con el propósito eterno de Dios todas las cosas contribuyen para el bienestar de aquellos que le aman. El se da cuenta de nuestra situación, y nos da gran provisión del Espíritu que es para nuestro beneficio.
Es en este contesto en que “nos
ayuda en nuestras debilidades” (Rom. 8:26) para que sepamos que El
sabe lo que estamos tratando de decir porque El nos pone las
palabras!
La oración es el camino que nos lleva al trono de la gracia.
Pablo hallo un gran apoyo en la oración. Nuestro enemigo sabe que un cristiano que ora, nunca lo puede vencer, los ángeles se regocijan cuando ve a los hijos de Dios en humilde oración pidiendo ayuda a Dios, y se regocijan cuando alaban a Dios.
¡Cuantas veces acudimos a Dios en oración y no encontramos la palabra adecuada para declarar nuestros temores y angustia! No necesitamos de la elocuencia del lenguaje para persuadirlo a que nos oiga.
Así luchamos en oración, anhelantes de seguridad de que Dios no sólo está escuchando, sino de que su corazón y el nuestro está vibrando con el nuestro. El recoge nuestra frase y la termina.El da a nuestros gemidos un vinculo de expresión que es inigualable en su extensión.
“Y el que escruta los corazones conoce cual es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios”. El Espíritu Santo gime ante Dios para que nos conforte y hallemos el perdón.
El Espíritu Santo “conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. En este verso establece dos razones por las cuales Dios conoce la mente del Espíritu.
A/ El Espíritu intercede de acuerdo con la voluntad de Dios y con el propósito divino: “Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo del corazón” (1º Cor.2:10). B/ El Espíritu intercede por los “santos”. Ya que es el objeto especial del propósito divino por lo cual intercede el Espíritu Santo.
Transforma nuestras palabras imperfectas, y le da un sentido apropiado. El hombre debe presentarse a Dios tal como es, imperfecto, con humildad, sabiendo que en esos momentos está ante el Rey de Reyes.
Ir sin palabras rebuscadas.Hay muchos que tienen el vicio o el abito decir repetitivamente (Señor, Señor) continuamente en una oración, el E.P. aclara que eso desagrada a Dios y a los ángeles. Olvidamos que estamos ante la presencia de Dios.
Sabemos que, de acuerdo con el propósito eterno de Dios todas las cosas contribuyen para el bienestar de aquellos que le aman. El se da cuenta de nuestra situación, y nos da gran provisión del Espíritu que es para nuestro beneficio.
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MARANATA.
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