Este hecho se relaciona con Mat. 19:16-30; Mac. 10:17-31; Luc. 18: 18-30. Todos ellos se relacionan entre si. Aunque la piedra angular es el amor de Cristo por el joven, y el amor del joven es por los vienes terrenales.
El personaje de nuestra historia, era educado, instruido y seguramente por algún erudito de los fariseos. El joven quería entra en los “reinos de ls cielos” sin dar nada a cambio. Como buen judío entendía que le faltaba algo, pero no sabía el que.
Era un joven religioso, guardaba los mandamientos de Dios,que son los requerimiento de la ley ordena a los hombres. Y es la voluntad de Dios que el hombre refleje el carácter de divino, y ese carácter puede resumirse en la palabra “amor”
. Al reflejar el carácter, o sea el amor de Dios, le amaremos sobre todas las cosas y por ende a nuestro prójimo como a nosotros mismo. En Mat. 22:37. Jesús cita aquí de Deut. 6:5. Luc.10:27.
Mediante
el poder de la gracia de Cristo, una persona pueda comenzar a
observar los preceptos de la ley divina, debe tener amor en el
corazón (cf. Rom. 8:3-4). La obediencia a Dios que no nace del amor es tan imposible como inútil.
Donde existe el amor para Dios, la persona automáticamente pondrá su vida en armonía con la voluntad divina como está expresada en sus mandamientos. (Jun. 14:15; 15:10).
El Espíritu Santo impresiono al joven en su corazón, al ver a Jesús coger a los niños y abrazarlos, con un tierno amor que no había visto nunca. Jesús no tenía intención de alejar al joven, ni a ningún joven del siglo XXI.
Jesús quería redefinir los valores del joven y del hombre. Nadie es bueno sino Dios. Jesús quiso diferenciar este punto, entre religión de la conducta y una compresión vivificada de Dios. Es una amistad relación al más alto nivel.
Como la tuvo Isaías, Jeremías, Pablo Juan, y como la podemos tener nosotros a través de la oración y la meditación en las Sagradas Escrituras. Todos tenemos un poco de este joven. ¡Cuanto tenemos que aprender y cuanto que desaprender!
Dios nos ha concedido dones, que debemos de ponerlo a su servicio, para que muchos jóvenes, adultos y mayores podamos esparcir la luz de Cristo al mundo.
El foco de su atención estaba en el don de la vida eterna mas bien que en el Dador.
Como siempre os digo, Pidamos el derramamiento del Espíritu Santo para acabar la obra que nos es encomendada, hasta que Cristo venga en las nubes por segunda vez.
Si el joven hubiese querido Cristo habría reconfortado su vida. ¡Permitamos que Dios reconforte hoy tu vida y la mía.
MARANATA.
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