sábado, 7 de julio de 2018

EL CASTIGO DE DIOS

Ciertamente llevó él nuestra enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros lo tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.Isaías 53: 4-5,

En los versos 4-6 se destaca los sufrimientos y de la muerte de Cristo. El hecho de que sufriera y muriese por el hombre, no por causa de si mismo, se repite nueve veces. 

Sufrió en nuestro lugar. Tomó sobre si nuestro dolor, y se humillo ante el madero, y el maltrato que nosotros merecemos (DTG. 16). Por su vida y muerte, Cristo logró aun más que restaurar lo que el pecado había arruinado. . .

Al tomar nuestra naturaleza, el Salvador se vinculó con la humanidad por un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades eternas, queda ligado con nosotros.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito” Lo dio no sólo para llevar nuestros pecados y muriese como sacrificio nuestro; lo dio a la especie caída. 

Para asegurarnos los beneficios de su inmutable consejo de paz, Dios dio a su Hijo unigénito para que llegase a ser miembro de la familia humana, y retuviese para siempre su naturaleza humana. Tales es la garantía de que Dios cumplirá su promesa Ibis. 

La deidad vino para mostrar el amor del Padre amante. Durante todo el ministerio de Jesús en la tierra, fue guiado por el Espíritu Santo. Para que el hombre supiese que de la misma manera conque fue asistido Cristo, también el hombre sera asistido. 

El Espíritu Santo nos transmite los secretos de la Palabra de Dios. El Espíritu Santo es nuestro maestro que desea guiarnos a una compresión más profunda de las Escrituras y que tengamos una apreciación gozosa de la Biblia. 

Él trae la verdad de la Palabra de Dios a nuestra atención y nos da una vislumbre fresca de esas verdades, con el propósito de cambiar nuestra conducta y que reflejemos el carácter de Dios Padre. 

Sólo puede suceder este cambio, si nos acercamos a la Biblia con corazón humilde y dispuesto a ser enseñado. En nuestra compresión de la Biblia, dependem
os del Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo, no se discierne el sentido espiritual de las palabras bíblicas, sino solo su significado lingüístico. 

Como seres humanos y pecadores, a menudo estamos en oposición a la verdad de Dios, no porque no la entendamos sino porque preferirnos seguir al mundo. Sin el Espíritu Santo, no hay afecto por el mensaje de Dios. No hay esperanza ni confianza, y no hay respuesta de amor. 

Lo que el Espíritu trae a la vida está en armonía con la verdad proclamada por la Biblia. La cruz nos lleva a Cristo, y nos hace comprender en que condiciones estamos. En Cristo hay redención, el es camino y la vida.
MARANATA.
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