lunes, 2 de julio de 2018

BUSQUEMOS EL ROSTRO DE DIOS.

Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová. SAL. 27:8
Este verso puede ser una hermosa relación entre usted y Dios. “Busca mi rostro” nos dice Dios a cada creyente. 

“Mira estoy próximo a llegar” Como creyente debemos de buscar el rostro de Dios, en lo más profundo de nuestro corazón. 

Como lo hizo David. Si hacemos esto cada cristiano sincero, se revelara una relación íntima, similar a la amistad que existió entre Moisés y Dios (Exo. 33:11). Esta preciosa comunión, en tiempos de necesidad, hace que el alma se repita para sí misma el consejo divino.

Esta es la experiencia mía con el señor hace una semana. Tengo una hermana de 85 años, vive sola, y en este año a perdido el conocimiento tres veces. Esta última vez, algo me decía en mi interior que fuera a ver a mi hermana, que a la sazón vive al otro lado de la ciudad. 

Desde mi casa a la suya tengo 40 minutos andando, así que me encamine a casa de mi hermana. Cuando llegue no estaba, la llame por teléfono y me dijo que estaba en un bar con unos amigos tomando un refresco y que la ambulancia estaba en el bar. 

 Fui al bar y me la encontré con los médicos apunto de llevarla al Hospital. Estando en el hospital mi hermana me entrego una cadena que contenía una llave y una cruz de Caravaca. 

Yo la metí en su bolso hasta aquí todo normal. Le hicieron las pruebas necesarias y todo salio bien. 

A partir de este momento fue cuando empezó el problema. Al día siguiente la llame para ver como estaba, y me armo una bronca por perder su cadena y la cruz que era de nuestra madre. 

Nunca había visto a mi hermana de esa forma, me calle y me fui a casa. Durante barios días ore al señor. “Señor mi Dios” 

Tú siempre me contestas a mis oraciones, llevo contigo 46 años, nunca me has dejado, me cuidaste cuando caía enfermo. 

De la muerte me as salvado cuatro veces, me has vestido y me as alimentado y en las cosas mas pequeñas tu me has contestado. 

“Dios mio y Padre mio” te ruego que esa llave aparezca y esa cruz. 

 Pasaron dos semanas, y un día llamo a mi esposa para saber como estaba de salud. Al rato me puse al teléfono para ver como estaba. 

Cual no sería mi sorpresa cuando me dijo que había aparecido la llave y la cruz en el bolso, que previamente ella había limpiado barias veces. Alabe a mi Dios y le di las gracias. 

En las cosas pequeñas se ve la diferencia. Yo tengo un Dios grande, ¿y tú? No olvides que hay un Dios que contestas tu oraciones. El esta a las puertas, y lo único que te ara vivir a su lado, sera tus experiencias con Él.
MARANATA.
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