sábado, 14 de julio de 2018

DIOS NO ENGAÑA AL HOMBRE.

Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. . .Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Deut. 30:11, 14.
Cuando una persona ama a Dios y obedece su voluntad (ver 1º Juan 14:15), porque se deleita en los requerimientos de Dios (ver 5:3), los principios divinos pasan a ocupar un lugar de honor en el corazón del hombre (Sal. 40:8) 

Esto permite que Dios vigorice el alma y la vida de esa persona, y añada bendiciones espirituales y materiales en su vida. La ley que todavía estar en vigor para el hombre, ya que la ley es inmutable y no hay sombra de variación en Dios. 

No es demasiado difícil para el hombre en obsérvala.“No son superiores a su fuerza”(BJ). Dios no le exige al hombre emprender una tarea sobre humana, ni realizar un largo y penoso viaje, ni procurar ascender al cielo a fin de entender la voluntad de Dios para el hombre. 

Por medio de su profeta Moisés, Dios había revelado con claridad sus intenciones al pueblo de Dios. Sus justas exigencias habían sido escritas, el hombre estaba plenamente informado de sus requerimientos. 

A través de los siglos Dios fue enviando a sus profetas hasta la venida del Mesías. 

Después de su ministerio 
Jesús fue inmolado como un cordero, y después de su ascensión envió al Espíritu Santo para comprender la gran verdad de su ley. 

“El hombre que haga estas cosas vivirá por ella. Dios no esta probando nuestros límites para poder juzgarnos; está expandiendo nuestros limites para que podamos disfrutar de los beneficios de obedecer su ley. 

Ezequiel destacó la necesidad de un “corazón nuevo” y un “espíritu nuevo” (Eze. 36:26). Dios quiere que nuestra motivaciones sean transformadas
 y podamos amar a Dios mediante la fe en Cristo y la obediencia de su ley. La relación del Padre con nosotros nunca ha sido la de un juez. 

Ha sido la de un Padre que nutre, que sana y transforma al hombre, lo motiva para que tengamos una relación más personal con el Padre. 

Demasiado a menudo hemos comprobado la misericordia de Dios y hemos sentido su paz. 

La ley nos presenta nuestra condición, y Cristo nos presenta la salvación.Pocos cristianos pensamos en Apoc. 22:11. 

Ese decreto se pronunciará al concluir el juicio investigador. El hombre debe vivir de acuerdo con sus propias elecciones para manifestar su verdadero carácter. 

Cada persona de cada época manifestará en la segunda venida de Cristo a cuál bando pertenece. El Espíritu Santo nos conducirá a ver la condición en que nos encontramos. Pero la elección es nuestra.
MARANATA.
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