domingo, 5 de marzo de 2017

ESCUCHEMOS ATENTAMENTE.


Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Deut. 28:1.
Si oyeres atentamente.
El hebreo usa la construcción más enfática posible. Se invita aquí a considerar el asunto con toda seriedad (Exo. 23:22). Luego de dar Moisés las instrucciones para realizar la ceremonia de la maldición y las bendiciones, [ que a mi juicio se tenia que leer en la iglesia más a menudo]. 
Moisés repite las recompensas y las promesas de la obediencia a Dios. La ley era el fundamento de la educación que debe de recibir el pueblo. (Gal. 3:17, 24). Con sus propias palabras, “si oyeres atentamente”, les informaba que en sus propias manos estaba su destino. 
Las manos de Dios están atadas por la elección del hombre. No hay otra alternativa que retribuir al ser humano de acuerdo con su propia conducta. Está advertencia dirigida a Israel es una advertencia para nosotros. 
Había que cumplir con un requisito específico para obtener la herencia. Ellos debían escuchar y obedecer la voz de Jehová. 
Eso implicaba que el Señor velaría sobre ellos y se comunicaría con ellos según fuese necesario. Ellos podían elegir. “Si oyeres atentamente”. 
El pueblo debía ser diligente en hacer caso de la voz de Jehová. Al igual que su pueblo en el siglo XXI. Dios no obliga a guardar sus mandamientos. Había sin embargo, una recompensa para Israel del pasado y del futuro, si ponía por obra todos sus mandamientos”. 
Dios e saltaría a su pueblo “sobre todas las naciones y todas las religiones “sobre toda la tierra”. Para lograr el cumplimiento de la promesa había que prestar obediencia a los mandamientos de Dios. 
El Israel espiritual de hoy debe enfrentarse al mismo requisito si queremos entrar en la tierra prometida. Jesús dejó bien claro que hay un lugar tal para ellos, y una promesa acerca de ese lugar: 
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay. . .voy pues, a preparar lugar para vosotros” (Juan 14:2). Jesús también dejo claro que la entrada en su reino estaría sujeta a la obediencia a sus mandamientos. 
La obediencia viene por el amor por él (Juan 14:15-31) 33La diligencia era el santo que Moisés dio a Israel. 
La diligencia es nuestro santo y seña de hoy. Así como Moisés guió a Israel a través del desierto, Dios nos da un Guía que nos conduzca por el desierto de las naciones y del pecado. El Espíritu de Dios está listo para conducirnos. Sólo necesitamos ser diligentes. [Espero que me contéis vuestras experiencias con Cristo de buestro bautismo. cuentametuexperiencia.hotmail.com
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