MI AMIGO TIMOTEO.

Esto manda y enseña. Ninguno tenga en poco tu juventud; sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en pureza. 1 Timoteo 4:11-12.

Hace muchos años un buen amigo mio, pastor ya retirado me habló de este texto. Como joven y impetuoso quería comerme el mundo, anunciando la palabra. 

Pero los años pasaban y yo, no hacía nada. Quise abarcar mucho, y abarque poco, me quedé en mitad del camino. 

Muchos jóvenes que en un tiempo conocí con grandes dotes misioneros yacen en la tumba. Me aterro, cuando pienso en ello. 

Pero a pesar de todo, el Dios que me llamó para hacer su obra, la terminará en el día que esté determinado. Pero mientras tanto seguiré con la obra que él me ha designado en esta vida. 

Pablo le está diciendo a Timoteo: “Sigue ordenando y continúa enseñando”. Hoy veo más jóvenes preparados para desempeñar un papel como el de Timoteo. 

Pero Timoteo era un hombre de 40 años quizás un poco más. Timoteo vivía en una época difícil,había hombre que entraban a la iglesia solo para dominarla y cambiar algunas doctrinas, pero no estaban convertidos. 

Era una época en que empezaba a surgir lentamente una iglesia apóstata y que sería dominante. Pablo insta a Timoteo a que fuese un buen cristiano y corrigiese a los que se desviaban de la verdad. 

Él debía, ser un modelo de lo que debe de ser todo cristiano genuino. Lo que hoy, se echa de falta en los jóvenes, que se llaman hijos de Dios. 

Las modas, los vestidos demasiados cortos, y alguno con algún colgante en la oreja. No dan la talla que la iglesia establece. 

No era tan diferentes los tiempos de Timoteo que los que tenemos ahora. Pablo nos dice como a Timoteo que seamos “modelos para los fieles” es decir, un dechado de conducta para los que creen (cf.Fil. 3:17; 1 Tes. 1:6-7; 2 Tes. 3:9; 1 Ped. 5:3). 

Las virtudes son necesarias para el cristiano, ya que somos espectáculo al mundo en que vivimos. Pero esto no solo incumbe a los jóvenes, sino a los que pasamos de cuarenta años. 

En general Pablo nos habla a todos, que “en nuestra conversación” sea em privado o en pública sea la correcta de un hijo de Dios. 

Nuestros amigos y conocidos, deben de ver en cada hijo de Dios, una inmutable convicción de que Dios está haciendo su obra en el. 

El testimonio directo, de que Dios nos ha transformado debe de ser claro y sencillo. 

Muchos pioneros dieron tal fe de que Cristo los había transformado, y por tal testimonio, muchos se convirtieron a Dios. Pablo nos insta a todos los hijos de Dios, a dar y a proclamar de que Cristo está a las puerta con nuestro testimonio.

MARANATA.

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