DIOS DE TODOS.

¿Acaso soy yo Dios sólo de cerca, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos? ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijo que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra? Jeremías 23:23-24.

Dios estaba cerca de su profetas y estos desempeñaban su obra con la convicción de que Dios se encontraba cerca de ellos, tanto en pensamientos como en acción (Sal.73: 23-26; 139: 7-12), pero los falsos profetas actuaban como si Dios estuviera “muy lejos” y no se preocupaban de los prepósitos y las acciones de los hombres (Sal.10:11;73:11; 94:7). 

Dios se ocultara algunos, y esto es una amonestación para nuestro tiempo. Igual que en antaño, la regla es la misma, no hay sombra de variación. 

Falsos profetas se levanta hoy día, diciendo “esto o lo otro” sin autoridad de Dios. Así engañan a las multitudes. 

Pero tarde o temprano los hombres deberán enfrentarse ante la dura claridad. El dedo de Dios estará acusándolos de ser falsos profetas, y de alterar la palabra de Dios. 

Ante los ojos humanos y ante Dios pueden resistir este encuentro pero que a la larga es inevitable el encuentro con Dios. 

El problema estriba en sus falsas creencias, que convence a los hombres a seguir un camino equivocado. 

Torciendo la Biblia a sus propias conveniencia y a sus intereses, pero al final se enfrentarán con Dios. Mucho podrán clamar: Terminaré con Dios. 

Ya está hecho. Y lo borraré de mi mente”. Y con esta decisión aplaca sus conciencias. Este es el esquema de la gran mayoría de los seres humanos. 

Desecha de su corazón al “Señor de la Vida”. Lo triste que muy pronto lo verán cara a cara, y todos lo reconocerán como Dios del universo, pero su tiempo se habrá acabado. 

Cito el poema de Browning que refleja este pensamiento con las lamentables palabras: “Justamente cuando nos sentimos más seguros, nos llega el ocaso; y cuando las flores lucen su policromía, sobreviene la muerte”. Nos encontramos con Dios. 

Que nos corta el camino, sin remolinos ni arrogancia, pero Ud, no puede seguir adelante hasta que hagas un pacto con Él. 

Muchos cristianos imploran al cielo en momentos desesperados, en una enfermedad de muerte, y una vez pasada la tormenta se olvidan de Dios. 

Pero estas personas no han contado con Aquel que nunca está lejos. 

En su amargura no oyen los pasos de Jesús, diciéndole: “Venid a mi los que estáis cargados y cansados” “Yo os daré descanso” Pero el hombre se aleja del amor de Dios. 

Por lo tanto, lo que Dios nos está tratando de decir: “Yo te seguiré donde tu vayas, estaré a tu lado hasta que oigas mi voz.

MARANATA.

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