Una de las cosas que debemos de tener en cuenta. Que la persecución de Israel terminó con el tiempo de gracia para los Egipcios.
En el Apocalipsis 16:1; El tiempo de gracia para los hombre antes de la segunda venida de Cristo, será cuando las plagas se derrame sobre los hombres.
Esta dos escenas hay que tenerlas siempre presentes. Dios siempre ha dado oportunidades al hombre de aceptar su ley. Los dos faraones según los últimos hallazgos arqueológicos fueron; Tutmosis III y su hijo Amenhotep II.
Que fue el faraón del Éxodo. El que manifiesta una temeridad incrédula e indiferencia hacia la verdad divina, cosecha lo que sembró.
Es así como las multitudes escuchan con obstinación indiferencia las verdades que una vez conmovieron sus almas.( P.P. p.274).
El pueblo de Israel, tenía que ser purificado con el fuego de la aflicción, y ser bautizado en la nube y en el mar.
Muchos se conformaban con permanecer en la servidumbre, antes que enfrentarse con las dificultades que acompañarían hacer un viaje por el desierto hasta Canaán.
Hoy el pueblo de Dios está pasando por el mismo problema. Prefiere permanecer en la servidumbre del pecado, antes de prepararse espiritualmente para entrar en la canaán celestial.
Es así de simple. Dios no tendrá por inocente al culpable. Cristo nos hubiera liberado antes, pero la incredulidad de muchos de sus hijos, la venida se retrasa.
El pueblo fue liberado, no por sus obras, ni sus méritos, sino por la promesa que Dios que hizo a Abraham y a su descendencia.
Por orden de Dios, Moisés extendió su vara, y el mar se abrió en dos.
El salmista dice: “En la mar fué tu camino, y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas. Condujiste a tu pueblo como ovejas, por mano de Moisés” Sal. 77:19-20.
“Las nubes echaron inundaciones de aguas; tronaron los cielos, y discurrieron tus rayos.
Así fue bautizado los hijos de Israel en el mar rojo y en la nube.
Así el pueblo de Dios será bautizado con el derramamiento del Espíritu Santo antes de la venida de nuestro Señor.
Preparémonos para este gran acontecimiento, desechemos de nosotros todo mal abito de nuestra vida, y así poder ser bautizado del agua y del Espíritu Santo.
Y seremos reyes y sacerdotes para Dios y su Padre; a Él sea la gloria y el poder por siempre jamás. Amen. Apc. 1:6.
MARANATA.
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