LOS CIELOS ABIERTOS.

A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en los cielos. Sal. 123:1

Este salmo es una plegaria sincera 
a un Dios misericordioso, que ve las pruebas de sus hijos, y por las tentaciones que tienen que soportar. 

Es un llamado de socorro en tiempos de angustia. Los ojos de la fe y de la esperanza siempre deben alzarse a Dios, supremo gobernador del universo. 

Así como los siervos en la época romana buscaban la protección de su señor, Así los cristianos dependemos de Dios para obtener ayuda física y un apoyo espiritual en nuestras vidas.

Cuando un siervo se ve ultrajado o herido, busca la protección en su amo. Esto es una lección para el cristiano, que en muchas ocasiones se ve tentado, y se apoya en el nombre de su Señor. 

Se aferra a su promesa: “no te dejara ser tentado mas de lo que puedes resistir”.(parafraseando 1º Cor. 10:13). 

Así el creyente debiera buscar la mano de su Señor para ser librado de sus tentaciones (1º 4:4). 

Pablo no comprendía la gran dádiva del perdón de Dios. “¡Gracias a Dio por su don inefable!” (2º Cor. 9:15).

Como vemos, dimensiones de la redención constituye un regalo, y una dádiva. 

Cuando el cristiano fija sus ojos al cielo, más aya de las estrellas de Orión, y clama por la ayuda prometida, tened seguridad que la recibiréis. 

Puede ocurrir muchos problemas espirituales en nuestra vida, podemos dejar de mirar al cielo por un momento, pero Dios esta esperando que clames a Él. 

No miremos con nuestros ojos a la tierra, en la cual parece están clavados nuestros ojos. Debemos mirar al cielo para ver nuestra salvación. Nada nos puede separar de Cristo (Roma 8:31-39). 

“Fija tus ojos en Cristo” Reza el himno. Dios no escatimó don alguno para restaurar a la familia humana. “El alma puede partir los cielos y ver a través de Orión, el brillante tono de la gracia”. 

Los dones del perdón, reconciliación y restauración eleva al cielo la oración sincera al trono de la gracia.”Yo” me siento el hombre más pecador de la tierra, pero se que Dios me espera a que vaya a buscar su ayuda. 

La dádiva de la gracia divina esta para el pecador. La mirada dirigida hacía lo alto de los cielo siembre abre el trono de la gracia. 

El mundo no es mayor que nuestra mezquina visión del yo. 

El egoísmo desea llenar este mundo. Nuestra mirada debe de ser dirigidas al trono de la gracia, para hallar el oportuno socorro. 

Si miramos hacía Orión las ventanas se abrirán de par en par, y la gracia divina llenara tu alma. Dios interviene para que tu camino sea un camino ascendente.

MARANATA.

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