EL ESCRIBANO.

Rebosa mi corazón palabras buenas. Refiero yo al Rey mis obras. Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero. Salmo 45:1.

Rebosa en Hebreo es. Rajash, significa “agitarse activamente”. Esta definición concuerda perfectamente en el contexto. “Bulle mi corazón”. 

David paso una de su grandes experiencias con Dios, la visión fue para reafirmar la confianza de Dios sobre su siervo. David se siente obligado a darle una expresión. Es la predicación que conmueve al alma conmovida. 

“Porque de la abundancia del corazón habla la boca”. (Mat. 12:34). David deseaba que sus expresiones sean de un escritor lleno de gozo por lo acontecido. 

Su escritura tiene que ser tan suave como una pluma, y su letra clara para ser entendida. Este canto tiene que ser muy solemne, es la introducción a un poema de alabanza. 

David describe su visión profética de Jesús, el es el fulgor de la gloria. Después de mencionar la hermosura del rey, David destaca la hermosura de su hablar (Cant. 5:16; Isa.50:4; Mat. 7:29 etc. 

¿Cómo se sentiría David a cantar es te himno de alabanza? 

Esto me recuerda a las cantatas que nuestra coral interpreta cuándo nos invita a dar conciertos. 

Hay canción que siempre nos toca a toda la coral, se titula “Perdóname” y Gloria a Dios en los cielos”. Si nosotros nos emocionamos cuando cantamos, ¡Cuánto más David! 

David no solamente era un escritor, sino un gran tenor. Cuando alabamos a Dios debemos de sentir todo su significado en nuestro corazón. La alabanza es una oración a nuestro Dios. 

Los ángeles se deleita en alabar a Dios, el salmista declaró: “Bendice a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto” (Sal. 103:20). 

¡Con cuánto respecto deberíamos de alabar a nuestro Dios! Los ángeles no se limita a los tiempos bíblicos. 

Son ministros de Dios. Se deleitan en alabar a su Creador. David entendía esto muy bien, la alabanza es una oración a Dios. 

Nuestra lengua debe ser una pluma de escribir alabanzas a nuestro Dios. Isaías oyó y vio en visión a ángel que exclamaban “Santo, Santo, santo” (Isa. 6:3). 

Juan vio esta experiencia (apc. 4:8). Los ángeles participan de la alabanza a Dios. 

En este blog, hace mucho tiempo conté la experiencia de una anciana, que hizo temblar la iglesia y a los ángeles malignos. 

Toda la congregación alababan a Dios, pero sólo fue aceptada la alabanza de esta anciana, y izo temblar los cimientos de las tinieblas. 

Debemos ser como David cuando alababa a Dios, debemos de sentirlo y amar la alabanza a nuestro Dios. El universo nos escucha.

MARANATA.

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