LA ÚLTIMA ESPERANZA.

Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová acuérdate ahora de mí, y esfuérzame, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos, por mis ojos, Jueces 16:28.

La vida de este personaje, nos debería de hacernos parar en nuestro caminar por esta vida. A través de la historia Bíblica, encontramos ejemplos muy palpables que nos invita a reflexionar. Su autor Samuel según (el Talmud babilónico, Bada Bathra 14b,15a). 

Sansón usó tres nombre para referirse a Dios: 'Adonai, Yahweh y Elohim'. El autor del libro lo menciona por segunda vez que Sansón oro a Dios. 

No hay que sacar conclusiones precipitadas, de que Sansón solo oro tres veces. En su cautiverio pudo pensar y meditar en su sensatez. 

Si Sansón hubiese practicado más la oración en su vida, ahora no se vería en este problema profundo de su vida. 

Se hubiera evitado la vergüenza y la humillación. 

El hacer su voluntad, no solamente fue humillado el mismo como hombre, sino que humillo a Dios por su mal proceder. 

Dios tenía un destino para él, como profeta y como hombre consagrado a Dios. Pero desecho las cosas de Dios y, busco los placeres de esta vida. 

¡Cuan grande era el cambio para el que había sido juez de Israel, al verse ahora ciego, débil, encarcelado, rebajado a los menesteres más viles! 

En el sufrimiento y la humillación, mientras era juguete de los filisteos, Sansón aprendió más que nunca las debilidades del ser humano y le llevo al arrepentimiento. . 

.Como juguete fue llevado ante el dios Dagón, delante de todos los invitados a la fiesta de su dios. Elevó en silencio la siguiente oración: 

“Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y esfuérzame , te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos”. 

“Fueron muchos más los que de ellos mató muriendo, que los que había matado en su vida. Muchos jóvenes como Sansón busca los placeres de esta vida. 

Y pocos son los que vuelven al Señor.Otros, se arrepiente en el último momento de su vida, y Dios los acoge. 

Mucho conocemos la historia de dos jóvenes, que como Sansón se marcharon al mundo, uno murió por las drogas, el otro se tiro por la ventana. 

Está es la triste historia de dejar a Dios. La promesa de Dios de que por medio del arrepentimiento y una consagración, Dios nos acepta. 

¡Cuán sombría y terrible es la historia de esas vidas que habrían podido alabar y dar gloria a Dios y alabar a los padres. 

Dios esta siempre a nuestro lado, no lo dejemos, que nuestra oración sea: 

“Ten piedad de mí,. . Borras mis rebeliones. . Lavarme más de mi maldad. . . Sal 51:1-3.

MARANATA.

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