El que guarda su
boca guarda su vida; más para aquel que abre inconsideradamente sus
labios, habrá destrucción. Prov. 13:3 VM.
Eliú, el amigo de
Job, era elocuente polemista. Su argumento llenan varios capítulos
del libro del mismo nombre. He aquí uno de sus interesantes
comentarios acerca de la conversación: “Yo también responderé mi
parte; también yo declararé mi juicio. Porque estoy lleno de
palabras. . . De cierto mi corazón está como el vino que no tiene
respiradero, y se rompe como odres nuevos. Hablaré, pues, y
respiraré” (Job 32:17-20).
¡Cuantas veces nos
hemos comportado de la misma manera! Para ciertas personas, las
discusiones son un entretenimiento, pero es un pasatiempo
destructivo. Por experiencia propia, cuando me encontraba en el sur
de Marruecos, en el Sahara o Sahel, las noches era típico y de buen
Arabe las discusiones sobre temas de las caravanas entre los
beduinos, y los acontecimientos del día, pero todo el tema era
constructivo.
“Si el hombre
sabio contendiere con el necio, que se enoje o que se ría, no
tendrá reposo”. (Prov. 29:9). Esto no significa que debemos
abstenernos siempre de expresar nuestras opiniones. Lo que interesa
es cuándo, cómo y por qué la expresamos,
El cristiano
genuino siempre manifiesta sus opiniones con calma y en tono
suave,evitando todo vestigio de polémica. Conoce la eficacia del
consejo de proverbios 15:23: “Y la palabra a su tiempo, ¡cuán
buena es!
Se cuenta que un
dirigente de una iglesia tenia un dominio admirable sobre su lengua.
Cuando participaba en las juntas pocas veces hablaba, savia escuchar
y prestaba atención a las cosa que se debatían.
Se le pregunto cual era su secreto. Dijo con suavidad: “Gran parte de las discusiones que se producen en una comisión, nada tiene que ver con los principios. Las discusiones preferentemente son personales, para tener el control de la situación, o imponer sus criterios.
Se le pregunto cual era su secreto. Dijo con suavidad: “Gran parte de las discusiones que se producen en una comisión, nada tiene que ver con los principios. Las discusiones preferentemente son personales, para tener el control de la situación, o imponer sus criterios.
Cuando una persona
habla debe tener siempre en cuenta a los principios establecidos por
Dios y de hacer lo correcto para progresar la obra de Dios, ya que
puede esta en juego el progreso de la obra”.
La mayor parte de
las discusiones, y e visto muchas y muy fuertes, no tiene razón de
ser. Por lo general tiende a probar, no lo está bien o mal, sino lo
que alguien quiere que se haga por que se siente que sus ideas son
las mejores.
Por eso pidamos al
Señor que nos ayude a no hablar sin motivo. “Si alguno no ofende
en palabra, éste es varón perfecto”. Sat. 3:2).
Maranata
Les
agradezco sus oraciones, no estoy muy bien, pero por la gracia de
Dios se que me recuperare de la vista. Sigan orando por mi
recuperación. Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo sea con
ustedes.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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