Poned la mira en las
cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y
vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Col. 3: 2, 3.
En el mundo de la
naturaleza algunas flores poseen una características que es digna de
ser imitadas. Ciertas plantas, como el girasol por ejemplo, se
orienta hacia el sol naciente por medio de un interesante fenómeno
que recube el nombre de Heliotropismo, y sigue exactamente la
trayectoria del astro solar hasta el último momento del día.
El mundo de la
naturaleza nos enseña una lección. Las mentes de los hombres
modernos giran en un torbellino de confusión para buscar todo lo
que hay debajo del sol. Los seres humanos, como hormigas
enloquecidas, pululan incesantemente sobre el globo terráqueo
ocupados en asuntos sin importancia
Se observa por todas
las partes miremos donde miremos una irresistible atracción por
vivir la vida alegre, los bares y los restaurantes bien sea en las
carreteras o en los grandes parque, están llenos de gente que quiere
olvidarse de las preocupaciones del presente. Ponen la mirada en lo
terrenal, no tienen otro aliciente, hablo bajo la perspectiva del no
creyente.
Si los hombre pueden
enamorarse de las rocosas, o de las grandes praderas, y de los montes
alpinos, incluso de los picos de Europa, a tal punto que dejan todo
lo que tiene y se van a vivir cerca de estos hermosos lugares.
¿Cuanto más amor debería inspirar a los cristianos el hacer la
voluntad de su Padre celestial?
El heliotropismo
divino produce resultados para la eternidad. Para disfrutar de esta
experiencia, es indispensable tener ideales bien definidos, cortar
las amarras del mundo y vigilar
cuidadosamente las
avenidas del alma. Para elevar el rostro hacia el Sol de Justicia
desde la mañana hasta el atardecer es necesario ejercer constante
cuidado y orar por las cosas espirituales, no dejéis lo que puedas
hacer hoy, para mañana.
Cuando aún era
adolescente, Jesús definió su heliotropismo divino al decir: “¿No
sabéis que en los negocios de mi Padre me es necesario estar”?
(Luc.2:49). Donde sta el tesoro de una persona, allí estará su
corazón. Esta es la pregunta que debe hacer cada creyente a los que
procuran apartarlos de la vida cristiana. En el juicio, las excusas
no servirán para justificar el fracaso.
El cristiano se
tiene que enfrentar hoy a la lucha más feroz que el hombre pueda
tener, la lucha sin valor y una buena determinación, es tan vacía
como un vaso de agua, sin agua. Pongamos nuestras miras en las
realidades eternas.
Maranata
Les
agradezco sus oraciones, no estoy muy bien, pero por la gracia de
Dios se que me recuperare de la vista. Sigan orando por mi
recuperación. Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo sea con
ustedes.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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