Porque cualquiera
que se enaltece será humillado; y el que se humilla será
enaltecido. Luc. 18:14.
Jesus con frecuencia
empleó esta expresión para presentar la declaración de una verdad
importante. El origen de la lucha entre el orgullo y la humildad se
encuentra la raíz misma del conflicto entre el bien y el mal.
El deseo de
exaltación convirtió a Lucifer en el diablo. An helaba ocupar el
lugar de Dios, ser semejante al Altísimo. En el Edén les hizo esa
misma promesa a nuestros primeros padres “Seréis como Dios”
(Gén. 3:5).
Cuando el Señor
resumió los Diez Mandamientos diciendo que el hombre debe amar al
Señor con todo su corazón y a su prójimo como a sí mismo, quería
decir que todo pecado consiste en independizarse de Dios y del
prójimo. El orgulloso, al pecar contra Dios, procura hacer algo en
su vida sin Dios.
Y el mismo orgullo
del hombre peca contra su prójimo, intenta hacer algo sin el
prójimo. Si partimos de esta premisa veremos que el orgullo es el
pecado básico sobre el cual se acumulan los otros pecados. (ver
Prov. 6:16-19). Pone el yo por encima de Dios y su autoridad.
Se yergue por encima
del prójimo. Esto explica por que algunas personas no se sienten
tristes cuando un amigo, o un compañero de trabajo fracasa, o
incluso se alegra cuando alguien de quien esta celoso/a sufre una
desgracia.
Otra sensación que
le agrada al hombre orgulloso es oír los cumplidos, las alabanzas de
lo que ha hecho bien. Esto le encanta. Pero no soporta que lo
rechacen, o incluso que le
digan esto esta mal
hecho. Detesta ocupar en segundo lugar. Este fue el gran problema
de Lucifer. ¡Cuidado con ese espíritu! Sólo el Espíritu de
Jesús puede librarnos de este mal.
La humildad es lo
contrario del orgullo y en esto, como en todas las cosas, Jesús es
nuestro ejemplo. Por eso Pablo nos aconseja: “Procuren tener la
misma disposición que tuvo Jesucristo.
Aunque tenía la
naturaleza de Dios, no creyó que el ser igual a Dios era algo a lo
cual debía aferrarse egoístamente, sino que la dejó a un lado para
tomar la naturaleza de un esclavo y se hizo como los demás hombres.
Y al ser reconocido
como hombre, tanto como en la realidad como en la forma externa,
finalmente se humilló y fue obediente asta la muerte, incluso la
muerte en la cruz.
Por eso Dios lo
exaltó sobremanera, y le dio el nombre que esta por encima de todo
nombre, para que en el nombre de Jesús se pongan de rodillas”
(Fil.2:5-10) (versión inglesa).
Maranata.
Les
agradezco sus oraciones, no estoy muy bien, pero por la gracia de
Dios se que me recuperare de la vista. Sigan orando por mi
recuperación. Que la paz de Nuestro Señor Jesucristo sea con
ustedes.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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