sábado, 16 de octubre de 2021

LA MENTIRA TIENE UN PRECIO.

Entonces Isaac su padre le dijo; ¿Quién eres tú? Y el dijo: Y o soy tu hijo, tu primogénito, Esaú Génesis 27:32.

No hay peor cosa en esta vida que la mentira. Los hombre tenemos una tendencia a la mentira. No importa que esta sea pequeña o grande, la mentira es siempre una mentira. 

No importa lo pequeña o grande que esta sea. Seguirá siendo una mentira. El mundo se perdió por causa de una mentira, y tuvo que ser rescatado por un gran sacrificio. 

Isaac de edad avanzada y ciego, no supo discernir la verdad de lo que estaba pasando. Había ya dado la bendición supuestamente a Esaú. 

Por lo tanto no nos debe extrañar su pregunta. La sorpresa debió ser aterradora para él. 

Pero, indudablemente, vio en el incidente la intervención de la providencia y llegó a la conclusión de que cualquier otra tentativa de su parte para actuar en contra de la voluntad de Dios sería inútil. 

Esto es un ejemplo para cada cristiano. La mentira bien sea pequeña o grande, nos lleva a la condenación. Este hecho puede encuadrarse en Éxodo 20:16. 

“No hablarás falso testimonio” “No mentirás” etc. Con que facilidad el hombre miente, pero esa mentira repetida muchas veces, se convierte en una verdad. 

La causa en que se desarrolló este proceso, tiene que ver mucho con nuestra actitud hacia Dios. Isaac comprendió su propia responsabilidad por la triste situación. 

¿por qué echar la culpa a Jacob? Así como Esaú había actuado independientemente de Dios al tratar de elegir una esposa pagana, así Isaac había actuado independientemente de Dios al tratar de elegir su heredero. 

Así ocurrirá con la iglesia de Laodicea. Estamos callado ante una verdad que en su día Dios nos la demandará. ¿Que es peor? “Mentir” “Oh no decir la verdad”. 

Si la mentira no llega a ninguna parte, saber la verdad y no comunicarla al mundo es peor todavía. Falta una renovación en nuestro corazón como la que hubo en Jacob antes de su encuentro con su hermano Esaú. 

A Jacob se le presentó con claridad que Dios aborrecía el engaño la mentira. 

Si Esaú fuese bendecido, con el tiempo y su actitud hacia los paganos, Dios se la retiraría. 

Dios nos deja un tiempo para que recapacitemos. Tenemos la misma promesa que Jacob. 

Todos debemos luchar con el Ángel para obtener la victoria. 

Creo que falta en nuestros corazones el fervor del amor de Dios; creo que este fervor del amor es lo que hace que el pueblo de Dios de la luz al mundo. Como lo hizo Jacob por donde pasaba.

MARANATA.

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