¿QUIEN TEME A JEHOVÁ?

¿Quien hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? 
El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios. Isa. 50:10

Isaías en este verso, no se esta refiriendo a los incrédulos de los países vecinos de Israel. La advertencia no es para los incrédulos y para los apóstata. 

El Señor presenta ante su pueblo aquellos que en alguna medida, han estado cegados por el enemigo y no se han restaurado plenamente de las trampas de Satanás, estarán en peligro por que no pueden discernir la luz del cielo, y estarán inclinados a aceptar una falsedad. 

Esto afectarán todo el contenido de sus pensamientos, sus decisiones, sus asuntos, sus consejos. Las evidencias que Dios ha dado no los convence porque han cegado sus propios ojos al coger las tinieblas antes que la luz. 

Después dan origen a algo que llaman luz, la que el Señor llama teas, que ellos mismo encendieron y por las cuales dirigen sus pasos. (Cart. 1f. 1890). 

Israel de antaño se distinguió por buscar otros caminos más agradables a sus sentidos. ¿No ocurre eso lo mismo con el mundo religioso? 

El profeta está hablando de una persona creyente, y que teme a Dios y obedece la voz. 

La palabra que Dios envía a los hombreas serán rechazada por muchos; pero las palabras que puedan hablar el hombre será recibida como luz verdadera. 

Antes de la Segunda Venida de Cristo sólo abra dos bandos, los que guardan los mandamientos de Dios, y el otro los mandamientos de los hombres. 

Cuando el velo sea quitado, y contemplemos a Aquel que nos ama y dio a su Hijo unigénito por nosotros. Como en el caso de Jacobo, Dios está en lo alto de la escalera y nos dice: “He aquí, yo soy contigo” (Gén. 28:15). 

No podemos tener ninguna seguridad si dependemos del hombre que no está en estrecha relación con Dios. El señor tiene unos principios inmutables, no hay sombra de variación en él. 

Está es una revelación de un Dios que sufrió él mismo y pasó a través de aguas profundas que gustó la soledad y la desesperación y que tuvo que hacer frente no solamente a los doctores de la ley, sino a la separación de su Padre. 

El rostro del Padre estaba oculto; no obstante, aunque la esperanza se había desvanecido, no fue así la confianza en su Padre fue competa por la fe depositada en Él. 

Desde Juan el amado, muchos hombres y mujeres, permanecieron fiel y permanecen fiel hasta que los cielos se desplome. 

Muchos cristianos veneran de las aguas de la iglesia dominante. 

Otros oirán la verdad, y guardaran todos sus mandamientos y tendrán la fe de Jesús. 

“Sed fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de Justicia”. (Apc. 2:10). 

 MARANATA.

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