domingo, 5 de enero de 2020

LA ETERNIDAD DE CRISTO.


Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestado. Romanos 8:18.
Pablo tiene la seguridad y la decisión de que la gloria venidera será más gloriosa que los sufrimientos de esta vida. 

Pablo tiene una gran experiencia del sufrimiento y de dolor de esta vida. 

Cierto es que cuando escribió esta carta, aun le quedaba por sufrir más. Pablo ilustra su vida, para que meditemos nosotros en la nuestra y confiemos en Dios. (Hech. 19:23-41; 20:23). 

A la luz de la eternidad el tiempo no es más que un momento transitorio en el tiempo. “Porque esa leve tribulación es momentánea”. 

Todo los sufrimientos de esta vida presente se hunden en la insignificancia cuando se compara con la gloria futura. (PE. p.17). 

Una vida generalmente no vale nada a menos de que algo mantenga su cohesión; no se trata de algo material, sino de una cualidad: la cualidad de la fe. 

Pablo destaca la gloria que muy pronto será revelada muy pronto, esto incluye el resplandor celestial de la segunda venida de Cristo en toda su divina perfección y poder (Tito 2:13).

En nuestro siglo XXI, existe un verdadero cinismo dentro de nuestra sociedad. Somos incrédulos por naturaleza. Sólo creemos en el bienestar y en el dinero (plata), y eso es uno de los pecados más corrosivos y destructivos de la sociedad moderna. 

Existen incontables interrogantes que seguirán siendo un enigma para el hombre. Hasta que se lleve acabo la venida de Jesús. Los que acepten la palabra de Dios y sus estatutos, estos tendrán la gloria del del Hijo y se manifestara en todo su esplendor. 

La anticipación de esta futura gloria debe sostener al cristiano en sus aflicciones en la tierra. Los sufrimientos pueden ser intensos, pero son “leves” si se comparan con el “excelente y eterno peso de gloria” (2º Cor. 4:17). 

Cuando los discípulos de Jesús le preguntaron por qué ciertos hombres habían nacido ciegos, no ofreció ninguna explicación sino está: “Para que las obras de Dios se manifieste en él” (Juan 9:3). 

Vemos que esta no era una respuesta teórica, sino practica. Es importante que el cristiano mantenga la cabeza puesta en la recompensa que nos tiene guardada Dios. 

Cierto es que nadie quiere sufrir, pero las consecuencias de la desobediencia esta visibles en el hombre. Nuestra mirada debe estar puesta en las cosas celestiales, y no en este mundo de pecado. 

Nuestros ojos debe estar fijos en un objetivos, en nuestra salvación a través de los méritos de Cristo por la fe. 
Nuestra fe, en Cristo nos mantendrá la vida unida hasta alcanzar el blanco de la victoria en Cristo Jesús.
MARANATA.
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