sábado, 7 de septiembre de 2019

PADRE NUESTRO.


Vosotros, pues oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Mate 6:9
En el sermón del monte, 17 veces se habla de Dios como de un “Padre”. 

El término se emplea 23 veces en Juan 14. Unas de las razones por las que vino Cristo a esta tierra fue para enseñarnos que Dios no es un tirano cruel ni una deidad impersonal, sino un Padre amante. 

El Padre nuestro es un modelo en cuanto al contenido, pero no necesariamente con respecto a la forma. El contexto indica que esta oración se presenta como un modelo que contrasta con las “vanas repeticiones” 

y la “palabrería” de los rezos paganos, característica que había sido adoptadas por los fariseos. 

Las oraciones habían llegado a ser largas y llenas de repeticiones, y la sinceridad del pensamiento y de la expresión se había oscurecido por una forma literaria impersonal. 

Se cuenta la historia que el hijo de Abraham Lincoln, se peleo con otros niños y salió mal parado. Entonces recurrió a su padre, y llego ante la antesala y con la sencillez de un niño dijo: “Quiero ver a mi papá” 

 Era la única forma de ver al presidente de los Estados Unidos. El niño dejo el formalismo y sencillamente elevó su pedido “a papá” Y fue muy efectiva la forma en que recurrió al hombre más poderoso de la tierra. 

 Nosotros podemos elevar nuestras oraciones y peticiones a la Majestad del universo sin usar vanas palabrerías.El reconocimiento de que somos hijos de nuestro Padre celestial debiera ser lo primero en cada oración. 

Posiblemente seamos indignos de llamarle “Padre” pero siempre que lo hagamos con sinceridad, él nos recibe con regocijo (Luc. 15:21-24) y nos reconoce como hijos suyos. 

El que Dios sea nuestro Padre nos une como cristianos en la gran comunión universal de la fe con todos los que con sinceridad y con verdad reconocen al Padre de nuestro Señor Jesucristo. 

Pues antes de su venida muchos cristianos sinceros oirán su llamado, para guardar sus mandamiento. 

Cierto es que todos los hijos de Dios pueden elevar sus peticiones y súplicas a la Majestad del cielo sin necesidad de un protocolo y sin palabrería vanas y sin sentido. 

No necesitamos invocar todas las promesas que ha echo de escucharnos; basta que usemos la forma mas sencilla que Jesús nos dejo: “Padre nuestro”. 

La verdad más importante en cuanto a Dios es que se trata de nuestro Padre.

El se interesa por nosotros y nos ama. Se preocupa por lo que nos preocupa. Tiene en cuenta nuestra salvación eterna. El es nuestro Papa, y le agrada que vallamos a Él. 
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores de este blog. Estimados lectores de este blog. Por mi salud y por este proyecto Sal. 62:7.

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