domingo, 15 de septiembre de 2019

EL PERDÓN DE DIOS


Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. . .
Porque así perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestros Padre os perdonará vuestras ofensas. Mat. 6:12, 14, 15.
A lo largo de los siglo se ha tenido una compresión mal del perdón. Muchos perdonaba a su amigos o conocidos, y un tiempo después carga contra el acusándole con infamias y mentiras. 

¿Done está el perdón? Jesús se esforzó en enseñar los requisitos del perdón. Nuestro texto registra su énfasis en el sermón del monte. 

En ese lugar se encontraban toda clases de gentes, y entre ellos personas que decían que perdonaba y más tarde te criticaban. 

Dios perdona, por que su misericordia es grande, pero el hombre debe de perdonar y perdona no sólo de palabra sino con sinceridad, si no lo hace el no será perdonado. 

Jesu contó a sus oyentes una parábola: Un hombre debía al rey “diez mil 10.000” talentos de oro. 

Esta cantidad tan grande para aquella época, este hombre lo gasto en inversiones pero lo perdió todo. Suplico al rey, y este le perdono. 

Salió del palacio y vio a uno que le debía 100 talentos, el contenido era mucho menor que el suyo con el rey. 

La injusticia era grande, el hombre reclamo al rey le le hiciese justicia. 

¿Dónde esta la paradoja? Nosotros decimos que perdonamos, bien hacemos. Pero en nuestro interior no le hemos perdonado a nuestro hermano la ofensa, bien sea en palabras, hechos o con dinero. 

En este caso nosotros o tú, no has sido perdonado y ese pecado existe hasta tu muerte. Si no perdonamos de corazón sincero ¿como te va a perdonar Dios? 

Es lo que yo llama falacia, es un argumento que manipula la verdad. “Yo te perdono, pero en realidad no te perdono”. Casi al final de su ministerio Jesús dijo:

”Cuando estes orando, y te acuerdas que as ofendido a tu esposa, hermano o amigo, ve y pídele perdón. Si no lo haces de corazón Dios no oyera tu oración. Pondré un ejemplo mío: Dónde más se discute es dentro del matrimonio. 

El que diga que es mentira es un mentiroso y en el no hay verdad. Hace cinco días que mi esposa me llamo la atención por un problema de contabilidad, y yo le colgué el teléfono.

No hubo palabra, estuvimos dos días sin hablarnos, ella oro para poner las cosas en claro, al igual que yo lo hice también. 

El jueves pasado era la hora del culto en nuestro hogar, me fui al cuarto y ore “Señor haz que hagamos el culto y podamos hablar”. 

Termine de orar, cogí los libros (D.T.G. Las Promesas y otro libro más). Me dirigía salón y le dijo: ¿Quieres hacer el culto? 

A lo que mi amada esposa dijo. “Si” Sentí un alivio tremendo, después de orar se aclaro las cosa. 

Dios nos perdono a los dos. Ese es el perdón que pone Dios a nuestra disposición. Si nosotros perdonamos el nos perdona.
MARANATA.
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Notificación: Estimados lectores de este blog. Oren por mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7

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