sábado, 23 de abril de 2016

SOMOS TESTIGOS DE CRISTO


Nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Hecho. 5:32.


Cuando Cristo estuvo en la tierra declaró que el Espíritu Santo testificaría de él (Juan 15:26), y fue así. 

El Espíritu Santo testificó de Jesús a los apóstoles recordándoles como Cristo había cumplido las profecías; pero además el Espíritu Santo estaba dando testimonio de Cristo mediante las facultades que habían recibido los apóstoles desde el pentecostes. 

El Espíritu Santo es dado no sólo a los apóstoles, sino a todos los que sinceramente se dejan dirigir por Dios, y por lo tanto le obedecen. 

Tenemos el ejemplo de Pedro, que había sido liberado milagrosamente de la prisión y fue al templo a enseñar al pueblo. Fue llevado ante el sumo sacerdote y el concilio y acusado de enseñar las doctrinas de Cristo. 

Declaro en su defensa propia. No vaciló en echar la culpa de la muerte de Cristo a quienes la tenían. “Somos testigos de estas cosas”, dijo “y no sólo nosotros sino también el Espíritu Santo”. ¡Pensemos en esto! El Espíritu Santo fue testigo contra los asesinos de Jesús. 

Esto es muy duro, por qué el mismo Espíritu Santo es testigo de las atrocidades que comete el hombre contra sus hijos. Los fariseos, los escribas y los sacerdotes, derramaron la sangre de Cristo, fu sangre inocente. 

A través de este rechazo perdieron su oportunidad. Nosotros que somos cristianos hoy, somos también sus testigos (Isa. 43:10) Tenemos toda las evidencias del AT y NT. Nos ha sido dada la misión de testificar por él en todo el mundo. 

Cuando hay una obediencia a su Creador, prestada de todo corazón y con amor, es el fundamento y las esencia de una relación correcta con Dios. Los hombre deben ser movidos por el amor. Los apóstoles testificaron en el templo, porque en ellos había un amor sincero. 

No había un formalismo frio y legalista. Los hombres y mujeres deven ser movidos por amor. La obediencia es mejor que cualquier sacrificio. El Espíritu Santo nos ayudará a sostener este testimonio que es la verdad presente, que Cristo viene. 

El descuidar ese testimonio es rechazar al Espíritu Santo. En el día del juicio, el mismo Espíritu testificará contra nosotros. Eso no debe de suceder. 

Sea cuales fueren los pecados que hayamos cometido, cuando los confesemos Dios perdonará y el Espíritu Santo testificará a nuestro favor ante el trono de Dios. 

La salvación eterna, ofrecida por gracia y recibida por fe. Esto fue lo que rechazaron los dirigentes de Israel. El Espíritu Santo testificara en su contra en el día del Juicio.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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