jueves, 21 de abril de 2016

EL HOMBRE MEZQUINO

No comas pan con los avaros, ni codicies sus manjares. Prov. 23:6.
El texto nos advierte que el hombre “avaro”, cuando invita, estás escatimando cada bocado que se come. “Es aquel que tienen ojo maligno” El ojo que no puede ver las cosas de otro sin sentir codicia u odio producido por los celos. 

Busca sacar ventajas para sí. Sin embargo, algunas veces su tacañería le es contraproducente. Pero cual es su pensamiento. Hay dos tipos de personas en este texto. 

La primera se presta esta frase a personas muy concretas que son codiciosos que cumplen las formalidades de la amistad y de los convites, saca lo que le interesa para su propio beneficio, cuando en realidad busca cómo defraudarlo. 

La segunda es el que te dice que es tu amigo y delante de la gente resalta lo que te a favorecido, pero realmente busca su ensalzamiento ante los demás. 

Es raro que el necio escuche, ya que su mente obtusa está tan dominada por su propia necedad, que todas las palabras de advertencia son en vano. 

Es probable que lo único que gane sea su resentimiento. Una de las debilidades humanas es la tendencia a postergar la corrección de los malos hábitos. 

Cristo nos dice: Hijo, venid a Jesús. Dad a Dios la ofrenda más preciosa que os es posible presentar; dadle tu corazón. El nos esta hablando para decirte: “Hijo mió, hija mía, dadme el corazón. 

Aunque vuestro pecados fueren como la grana, lo haré blanco como la nieve, pues os limpiaré con mi propia sangre. Os haré miembros de mi familia: hijos del Rey celestial. Tomad mi perdón, mi paz que os doy gratuitamente. 

Os revestiré con mi propia justicia—el traje de boda—y os haré aptos para la cena de las bodas del Cordero. Cuando estéis revestidos con mi justicia—mediante oración, mediante vigilancia, mediante diligente estudio de mi palabra—podréis alcanzar una norma elevada. 

Entenderéis la verdad, y vuestro carácter será moldeado por una influencia divina, pues está es la voluntad de Dios: vuestra santificación. (YI 30-6-1892). Es necio ser mezquino en las cosas materiales de la vida. La gente codiciosa a menudo gruñona y codiciosa por las cosas materiales de la vida. 
Podemos ser excelentes hijos de Dios compartiendo nuestra fe con otros o podemos ser como el hombre “avaro”. Dios por medio de su Espíritu, ha dado a cada uno de nosotros una porción de pan de vida para compartirla. 

Oh podemos almacenar el pan de vida en nuestro corazón y en nuestra mente, y no hacer nada. Podemos regatear cada minuto, cada moneda, que damos al servicio de Dios. El hombre “avaro” tiene un espíritu equivocado y mezquino. ¿Que clase de espíritu tenemos nosotros?
Maranata
Luis José de Madariaga.
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