lunes, 14 de marzo de 2011

LA SALID FISICA Y EL PENSAMIENTO NOBLE

Amados yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma. 1 de Pedro 2:11.

Muchos consideran que este versículo es sólo una amonestación contra la conducta licenciosa; pero tiene un sentido más amplio. Prohíbe toda complacencia perjudicial del apetito o la pasión. Todo apetito pervertido se transforma en una concupiscencia agresiva.(foto. Pablo escribe sobre los excesos del hombre).


Recibimos el apetito con una buen propósito, no para que se convirtiera en ministro de m
uerte al pervertirse, y degenerar de ese modo en "deseos carnales que batallan contra el alma".

La amonestación de Pedro es un advertencia bien directa y enérgica contra el empleo estimulantes y narcóticos. Estas complacencias se pueden clasificar
muy bien entre las con concupiscencias que ejercen una influencia perniciosa sobre el carácter moral.

Los que profesan piedad no considera con indiferencia la salud del cuerpo, ni se engañan con la idea de que la intemperancia no es pecado y que no ha de afectar a su espiritualidad. Existe una íntima relación entre la naturale
za física y la moral.

La norma de la virtud se eleva o se desagrada según sean los hábitos
físicos. El consumo excesivo de los mejores alimentos producirá morbosidad en los sentimientos morales. Y si los alimentos no son de los más saludables, los efectos serán más perjudiciales todavía.(foto. las causa de los malos hábitos).

Todos los hábitos, que no promueva el funcionamiento saludable del organismo humano, degrada las facultades más elevadas y nobles. Los hábitos equivocados referente a la bebida, (El tabaco, drogas sea estas blandas o duras, o la masturbació
n etc.) (lo que esta en paréntesis es del escritos de este bloc), y la comida que incluye todo lo que hay en el mar, inducen a error en el pensamiento y la acción.

La complacencía del apetito fortalezca las inclinaciones animales, dándoles la supremacía sobre las facultades mentales y espirituales. La fuerza de la tentación a complacer el apetito puede ser comprendida sólo cuando se recuerda la inexpresable angustia de nuestro redentor durante su largo ayuno en el desierto.(foto. grandes banquetes, las tumbas están llenas).

El sabía que la complacencia del apetito pervertido amortecería tanto las percepciones del hombre, que éste no podría discernir las cosas sagradas. Adán cayo por la satisfacción del apetito; Cristo venció por la negación del apetito. Y nuestra única esperanza de recuperar el Edén es por medio de un firma dominio propio.

G. W.

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