miércoles, 16 de marzo de 2011

EL CARACTER QUE APRUEBA DIOS.

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabras, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1º Timoteo. 4:12.

Jesús, la Majestad de los cielos, dejó un ejemplo para la juventud. Trabajaba en el taller de Nazaret para ganar su dinero sustento. Estaba a sus padres y no trataba de administrar su propio tiempo o seguir su propia voluntad. Mediante una vida de fácil com
placencia, jamás logrará un joven alcanzar la verdadera excelencia como hombres o como cristianos.

Dios no nos ha prometido comodidad, honor o riquezas en su servicio; pero nos afirma que serán nuestras todas las bendiciones que necesitamos, "la vida eterna". Cristo no aceptará nada menos que la plena consagración a su servicio...


Tenemos notables ilustraciones del poder sustentador de los firmes principios religiosos... La boca abierta de los leones en el foso no pudo imped
ir que Daniel elevara sus plegarias cotidiana, ni horno de fuego inducir a Sadrac y sus compañeros a postrase delante del ídolo que había levantado Nabucodonosor.

Los jovenes de firme principios esquivará, al placer, desafiarán el dolor, y hasta el foso de los leones y el horno de fuego, antes que ser infieles a Dios. Notad el carácter de José su virtud fue probada intensamente, pero su tríunfo fue completo.(foto. fidelidad en todos sus principios hacia su Dios).

En cada aspecto el noble joven soportó las prueba. El mismo elevado principio inquebranta
ble, se manifestó en cada prueba. El Señor estaba con él y su palabra era ley... Los que estudian la Biblia, piden consejo y reposan en Cristo, serán capacitados para obrar con sabiduría en todo momento y en toda circunstancia.

Los buenos principios se manifestarán en la vida real. Si sólo recibís cordialmente la verdad para este tiempo, de manera que se convierta en el fundamento del carácter, producirá una firmeza de propósito que no podrán
desviar ni las atracciones del placer, ni las veleidades de la moda, ni el desprecio de los amantes del mundo, ni los propios deseos del corazón que claman por la complacencia propia.
(La fidelidad hacia su Creador).
Primeramente la conciencia debe ser iluminada, la voluntad debe ser puesta en sujeción. El amor a la verdad y a la justicia debe reinar en el alma y surgirá entonces un carácter que el cielo podrá aprobar.

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