sábado, 19 de marzo de 2011

DE MÁS VALOR.

TENIENDO POR MAYORES RIQUEZAS EL VITUPERIO DE CRISTO QUE LOS TESOROS DE LOS EGIPCIOS; TENÍA PUESTA LA MIRADA EN EL GALARDÓN. Heb. 11:26 (foto. Moisés recibe la misión de Dios).

Moisés había estado. Estaba compenetrado de toda la ciencia de los egipcios, pero este no era el único requisito que necesitaba para prepararse para su obra, Por la providencia de Dios debía aprender a tener paciencia, a dominar sus pasiones. En la escuela de la abnegación y de las privaciones iba a recibir una educación que le resultaría de sumo provecho.

Estas pruebas lo prepararían para dispensar un cuidado paternal a todos los que necesiten su ayuda. Ningún conocimiento, estudio o erudición podía reemplazar esa experiencia de las pruebas para alguien que debía velar por las almas como quien tiene que rendir cuenta.

Al realizar el trabajo de un humilde pastor, al olvidarse de si mismo e interesarse por el rebaño puesto a su cuidado, iba a prepararse para la obra más exaltada dada alguna vez a los mortales, la de ser pastor de las ovejas del prado de Jehová.

Los que temen a Dios en el mundo deben estar en comunión con él. Cristo es el educador más valioso recibir su sabiduría y conocimiento que todas las enseñanzas del los egipcios...

La fe de Moisés lo condujo a contemplar las cosas invisibles, eternas. Dejó las esplendidas atracciones de la vida de la corte porque allí estaba el pecado. Abandonó lo aparentemente bueno que estaba a su alcance y que lo conducía solamente a la ruina y a la destrucción.


Para él tenía valor las atracciones reales, eternas. Los sacrificios hechos por Moisés no eran realmente sacrificios. Perdía un bien aparente, presente, halagüeño, para obtener el bien seguro, de lo alto, inmortal.


Moisés soportó el vituperio de Cristo, considerándolo de más valor q
ue todas las riquezas de Egipto. Creyó lo que Dios le había dicho y no pudo ser desviado de su integridad por ninguno de los vituperios del mundo...

Miró a las cosas invisibles y no vaciló. Sentía la
atracción de la recompensa, y así puede suceder con nosotros. Era amigo de Dios. (Testimonies, tomo 4, pág. 343, 345). (foto. Moisés el hombre más paciente del mundo).

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