lunes, 1 de junio de 2020

DIOS ELIJIO AL HOMBRE.

Y aconteció que cuando ellos vieron, él vio a Eliab, dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. Y Jehová respondió a Samuel: no mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. 1º Samuel. 16: 6-7
A lo largo de la historia del pueblo de Israel, Dios escoge a hombres sencillos y temeroso de un Dios de Bondad. No importa si tenemos una cultura aceptable, oh tenemos una carrera, incluso si no sabes leer. 

Todo eso son requerimientos del hombre. Dios sólo mira una cosa, tu actitud y tu compromiso para dedicarte a su obra. No importa si eres blanco, negro, amarillo, si tienes los ojos azules o marrones; sólo hay una cosa que le interesa, tú consagración a Dios, eso es lo más importante. 

Samuel fue llamado a realizar una obra, fuese esta grande o pequeña. La orden era: “ves a la familia de Isaí y invita le al sacrificio en el templo y te diré lo que tienes que hacer. 

En muchas ocasiones Dios nos invita a ir a lugares donde puede haber un peligro aparente, y cuando estamos en ese lugar, el Espíritu nos conduce a ver a la persona que debemos darle el mensaje. 

Y pasado el tiempo nos damos cuenta “¡Que a pasado!” Y cuando reflexionamos damos gracias a Dios por la ayuda concedida. 

“Pues cómo es el pensamiento del hombre “en su corazón, tal es él” (Prov. 2:7). 

Samuel tenía que escoger a un hombre integro, leal a Dios, en todos sus caminos. Dios mira el corazón del hombre, y sabe cual va ha ser la persona adecuada para un puesto de responsabilidad. 

Samuel observa a Eliab, Su parecer era bueno a la vista del hombre, pero Dios mira lo interior. 

Al evaluar a las personas estamos limitados por las características y podemos evaluar; la buena presencia, la personalidad, la capacidad intelectual, y la capacidad de dirigir. 

Sin embargo, personas que parecen valientes pueden ser cobardes; personas que parecen puras son corruptas; hombres que parecen tener una gran fe pueden ser incrédulos; quienes aparenta ser hombres de buena voluntad pueden carecer de integridad. 

Es por eso tan necesario que Dios nos conduzca para escoger a la persona adecuada para un cargo. “Pero no siempre es así” Y la vida nos demuestra que es así. 

Samuel había puesto su confianza en Dios, y fue guiado por Dios. El quiere que lo conozcamos y nos enteremos de sus planes, porque “mirando a cara descubierta” somos transformados (2º Cor. 3:18). 

David no tenia presiones aun entre los miembros de su familia. Recordemos que Saul fue llamado desde un arado, David fue llamado entre las ovejas, y otros/as fueron llamados desde la enfermedad. ¿Responderás tú a su llamado?
MARANATA.
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