EL COSTE DE UNA TORRE.

Porque ¿quien de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y cuenta el costo, para ver si tiene lo que necesita para acabarla? Lucas. 14:28.

¿Quien de vosotros? Esta es una de las preguntas que Jesús nos hace a ti y ami. Es una advertencia contra la tendencia de tomar livianamente las responsabilidades de ser discípulo de Cristo. 

Esta parábola se entre laza con los invitados a la boda. Los invitados que a lo primero aceptaron a la invitación a la gran fiesta y que después cambiaron de opinión, cuando surgieron otros intereses materiales. 

No valoraron el verdadero alcance de la invitación y no la aceptaron. Estas dos parábolas están dirigidas para los cristianos, que una vez lo aceptación y cuando vienen los problemas o otros intereses lo abandona. 

Esta parábola se desarrolla en una zona donde Cristo la contó, ya que hacía poco había ocurrido algo similar a lo que Cristo contó. 

No tiene sentido comenzar algo que no puedas terminar. 

Muchos cristianos se bautizan y quieren seguir a Jesús con entusiasmo y decisión. 

Pero a lo largo de su trayectoria se encuentran con otros intereses más ventajosos humanamente y abandona su camino de conocer a Jesús. 

No valoran el coste de su vida, han puesto toda su energía, toda su esperanza, en la recompensa mundanal, para no obtener ningún beneficio.

Ser discípulo de Cristo equivale a renunciar completamente a las ambiciones personales y a los intereses mundanos. Creo sinceramente que el que no esta dispuesto a recorrer y a valorar el seguir a Jesús, no debe de recorrer el camino. 

Todos tenemos que valorar el precio de la libertad otorgada por Jesús, Tener un conocimiento teórico de su palabra no basta, debe de haber una entrega de corazón sincero y contrito. 

¿Cual es el precio pagado en la tierra? El precio fue inefable. Dios, que es santo, supremamente misericordioso, tardo para la ira, y grande en benignidad (Exo. 34:6-7; 2º Cor. 30:9 etc). Tomo forma humana para dar su vida por ti y por mí. 

Cada vez que os escribo una matutina, es una advertencia a mi corazón, y es una advertencia para corregir mis errores y mis defectos. 

Soy humano como vosotros, y tengo caídas como vosotros. Y abecés no valoramos el gran sacrificio que Cristo a hecho por su pueblo. 

Debemos cada uno de valorar lo que Jesús ha hecho por nosotros, y el coste de su sacrificio. 

Hoy tenemos un representante ante el gran trono de la divinidad que posee nuestra naturaleza. Valoremos ese gran coste hecho el el Gólgota, 

ya que nuestra vida depende de ese acto de amor hacia la raza perdida. ¡Cuan grandioso es el privilegio de aceptar una libertad semejante!

MARANATA.

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