CUANDO UNO SE SIENTE CULPABLE.

Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas; te ruego que me excuses, Lucas. 14:19.

A través de la palabra, Dios nos advierte cual va aser el costo de seguir la palabra de Dios. La fidelidad a un Dios de amor infinito, es recompensada con las bendiciones de su Señor. 

Es por eso, que Cristo invita a todos que calcule el costo. A lo largo de la historia de la iglesia, hemos comprobado que muchos cristianos fieles murieron por su fidelidad a Dios. 

Nosotros los seres humanos generalmente pueden hacer mucho ruido con dar disculpas cuando tratan de justificarse por una conducta inapropiada que no concuerda con el conocimiento de lo que tiene. 

Los tratantes saben bien que antes de cerrar un trato, cuidadosamente mira si la mercancía esta correcta y si vale la pena comprarla. 

Además una de las cosas peores de esta vida es la mentira y la escusa. 

Este hombre de nuestra historia, ya había comprado las yuntas, había cerrado el trato, compro también la hacienda. 

El problema es que el hombre no quería ir a la fiesta. 

Así fueron todos, pues que todos se excusaron, y todos fueron desagradecidos. La reacciones humanas es la de extender con rapidez un dedo acusador hacía todos los lados. 

El último fue el más descortés, había perdido disculpa por no ir; pero éste simplemente dijo que no podía ir. Existe una ley inmutable en la vida que establece que una cosecha no puede ser diferente ni mejor que la siembra. 

Y hay ciertos hechos, pensamientos e ideas que, cuando permanecen alojados en la mente del hombre, acarrearán con toda certidumbre, a lo largo de su vida, la calamidad de tales decisiones. 

“no podían ir”Sim embargo, esas excepciones no lo eximían de las relaciones sociales normales, y cualquier intento por quedar eximido no era más que un falso pretexto. 

El ser humano debe de acertar su responsabilidad hacia Dios que nos invita a tener una vida nueva. 

Si que remos ser transformados en un verdadero hijo de Dios, debemos de reconocer nuestras limitaciones, y aceptar nuestra responsabilidad por los errores que son el resultado de nuestros actos. 

Antes de poder realizar cualquier progreso notable en términos de perfeccionamiento, debemos aprender a discernir la estrecha relación entre causa y efecto. 

Dios, que ha preparado la fiesta para todos aquellos que acepten su invitación serán bienvenidos, los que pongan excusas, se verán desterrado fuera de la fiesta, donde allí será el crujir de los dientes.

MARANATA.

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