EL GRAN AMOR DR DIOS

Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Por lo cual también lo he dedicado a Jehová; todos los días que él viviere, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová. 1º Samuel 1:27-28

Un caso muy similar sucedió muchos años antes de Ana. Sara la esposa de Abraham pidió durante muchos años a Dios un hijo, y Dios concedió su petición. 

Tenemos la actitud de un hombre de Dios que juzgo mal a Ana, pero tenía sus razones. La intemperancia era mu común en Israel. 

Las orgías en los banquetes casi habían suplantado a la verdadera piedad en el pueblo de Israel. 

Las mujeres había frecuentes ejemplos de la intemperancia, en vestir, ya que copiaba a las mujeres de los países vecinos, y por esto Elí confundió lo que era correcto a lo incorrecto en Ana. 

El reproche de Elí a Ana, en parte era lógico, pero cuando conoció la razón rectifico su postura, dando una bendición. 

La verdad es que hay mucho interés humano en esta historia tan conmovedora.

En los países Islámicos una mujer sin hijo, es una higuera sin higos. Ana había sufrido durante años los resultados de la práctica de la poligamia. 

Era un de las dos esposas de Elcana, la otra mujer tenía hijos, y Ana no. Esto era una deshonrar en un mundo machista de aquella época. 

Ana prometio a Dios que si le concediese un hijo, lo dedicaría a su servicio. Dios entiende el corazón sincero, y se alegra con aquellos que cumplen sus promesas. 

Cierto que Ana no había dicho a Elí la naturaleza de su pedido a Dios. Cuando un corazón contrito se humilla a Dios, su oración es contestada, bien sea en poco tiempo o en un tiempo largo. 

Pero Dios siempre contesta. Que lección tan maravillosa podemos aprender los hijos de Dios. Ana con paciencia espero el regalo de Dios. Ella demostró fe en Dios. 

La pregunta es: ¿Somos tan fieles en cumplir nuestras promesas a Dios? Que Dios nos de sabiduría y lealtad para cumplir nuestras promesas a Dios. 

Es posible que en un momento determinado de tu vida, o la mía; le prometimos a Dios que se acordara de nosotros en un problema determinado. 

Viajando de Valencia a Zaragoza, desalentado, dolorido, por la frialdad de un dirigente, lloré derrame mis lagrimas en ese tren, Dios me oyó, y hoy hasta que el señor lo determine estaré a su servicio. 

Siempre tendré que apoyarme en mi Dios, ya que sin su ayuda no podré seguir con este proyecto. 

Pensemos en lo que significa la lealtad. Dios fue leal a su promesa con el hombre, envió a su Hijo y salvo a la humanidad. 

Samuel fue integro y cumplió la promesa de su madre y la suya. Dios nos insta a serle fiel en nuestras promesas, cuando nos bautizamos nos dedicamos a él, y nuestra vida debe de estar en consonancia con nuestra promesa. 

Debemos de dar un ejemplo tal, que haga estremecer los cielos para gloria de Dios. ¡Amen!

MARANATA.

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