LA ARROGANCIA DE AMAN

Amán tomó el vestido y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo pregonar delante de él: Así se ara al varón cuya honra desea el rey. Ester. 6:11.

No duda de que Amán: no podía rehuir del deber que el rey le había impuesto. Ya que esto sería una ofensa y cómo consecuencia su cabeza caería al suelo, cómo caí los higos cuando están maduros. 

Creo que no ha habido en la historia antigua hombres que han caído en desgracias ante su rey, pero el más desgraciado en la historia de Media y Persia fue sin duda Amán. 

Al ocupar el cargo de primer ministro él debería haber leído las crónicas para cerciorarse si había algún asunto inconcluso que a él le correspondía saber y actuar con consecuencia. Ahora tenía que cumplir la la ley de Media y de Persia. 

Y dar honor del hombre a quien él deseaba honrar. La envidia y los celos nos puede llevar a la destrucción de nuestro trabajo. 


Creo que es muy difícil imaginarnos el odio que había en su rostro, y soportar las risas de los de más judíos. 

Mientras con una voz forzada proclamaba “Así se hará al varón cuya honra desea el rey”. Mardoqueo volvió a su cargo y empleo anterior. 

El rey considero que el homenaje que Mardoqueo había recibido era una recompensa suficiente, en vez de recibir una cuantía de dinero.

¿Cuántos Amán hay en el mundo cristiano? Pero abra Amán en el pueblo de Dios. ¡Ojalá que no haya ninguno! Pero es un ejemplo de lo que podemos esperar en el mundo de hoy día. 

En un mundo en que vivimos, puede haber muchos Amán y muchos Mardoqueos. 

Cuando uno le ofrecen un cargo importante, puede que su corazón se endurezca, y trate a los demás como Amán trato a Mardoqueo. 

El odio ya no sólo a Mardoqueo, sino al pueblo de Dios, y esto es una perspectiva de lo que sucederá en los últimos tiempos. 

Muchos serán traicionados a las autoridades, y otros serán encarcelados, y los peores enemigos están en casa. 

Es una lección que tenemos que aprender. Mardoqueo era una persona diferente. Humilde y consagrado, servía a su rey y a su Dios. 

Hacía frente a los problemas de la vida con serenidad y visión. Es una lección para muchos cristianos que esperan la segunda venida de Cristo. 

La honradez y el amor al pueblo de Dios, acarrea grandes bendiciones. ¡Cuan a menudo las personas despiadadas cosechan el amargo fruto de su crueldad! 

¡Cuán frecuentemente los que han sido mezquinamente egoístas en su vida mueren en el desamparo más extremo! Dios todavía está en el Santuario, velando sobre los suyos. 

Y a lo último, si no inmediatamente, todos los Mardoqueos reciben la recompensa merecida. Seamos como hombres y mujeres como Ester y Mardoqueo, para servir a Dios.

MARANATA.

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