Entonces Ahimaas hijo de Sadoc volvió a decir a Joab: Sea como fuere, yo correré ahora tras el etíope. Y Joab dijo: Hijo mío, ¿para qué has de correr tú, si no recibirás premio por las nuevas? Mas él respondió: Sea como fuere, yo correré. Entonces le dijo: Corre. Corrió, Ahimaas por el camino de la llanura, y paso delante del Etíope. 2º. 18:22-23
La victoria sobre el hijo de David, Absalón se convirtió en una noticia muy importante para Israel. Ahimaas deseaba llevar la noticia al rey David.
No le importaba el premio, sólo quería dar la noticia del suceso. Joab sabía que David recibiría la noticia de la muerte de su hijo con dolor. Y Joab sabía que Ahimaas no recibiría recompensa alguna por la noticia.
Pero a pesar de saber que no recibiría recompensa, quería ser el primero en dar la noticia. Ahimaas no dijo la verdad a David ó dijo una verdad a medias ¿Que lección podemos aprender de este hecho?
Vivimos en un mundo que perece, y el pueblo de Dios, aquellos que guardan sus mandamientos y tiene la fe de Jesus, y saben la verdad; ven la agonía del ser humano.
Saben la verdad, y cómo Ahimaas se abstiene en decir la verdad, y sólo la dicen a medias.
Si somos hombres y mujeres de bien:¿no deberíamos decir la verdad? Ahimaas solo quería llevar a David la noticias de que Israel había obtenido la victoria y creía que era una buena noticia y así recibiría un premio a su lealtad.
Pero reconoció al llegar ante David que no tenia valor suficiente en darle la noticia que David no quería escuchar.”Nuestros hijos pueden sumergirse en el peor de los pecados, pero siguen siendo nuestros hijos.
Pueden mofarse de nuestro Dios; pueden arrancarnos el corazón con su maldad; no podemos complacernos en ello, pero al mismo tiempo no podemos negarlo, ni borrar su imagen de nuestros corazones”.
David había perdido a su hijo amado. Dios perdió a Jesús en la cruz, sintió el dolor y la separación de su Hijo, al igual que un ser humano podía sentir.
En el mundo está lleno de gente como Ahimaas, que quieren puestos importantes en la vida, pero no están dispuestos a llevar las responsabilidades.
Quizá corran, y pasen a otros en su carrera de la vida, pero ante la realidad de la vida y la prueba no pueden resistir la realidad. Son como el galgo que persigue a una liebre.
Cuando ya creía tenerla, se paso de frenada y no la alcanzo. Pronto la liebre descubrió que estaba detrás del galgo no se daba cuenta de correr no era un fin en si mismo.
El etíope llegó segundo en la carrera, pero supo dar la respuesta llena de tacto, pero con claridad.
un simple ejemplo bale más que mil palabras.
un simple ejemplo bale más que mil palabras.
Así debemos de ser los hijos de Dios, decir la verdad con tacto y amor. David no hizo más preguntas, sino que cabizbajo, “subió a la sala de la puerta del templo, y lloro; por su hijo.
En el mundo hay muchos Absalón, que esperan una oportunidad para conocer a Cristo, tú y yo somos instrumentos en manos de Dios.
MARANATA.
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