Las órdenes de Dios se deben de acatar sin dudar, así lo hicieron los dos hermanos.
Esta orden para Aarón se debió dar con anticipación para encontrarse con ci hermano en el monte Horeb.
Moisés estaba en tierra de Madián, Pues el monte Madián está muy cerca. La distancia estaba a cuatro días de camino. Hacia Arabia. Cuando Dios da una orden, esta se debe de cumplir sin dudar en el tiempo.
Esto me hace recordar a una cita del DTG, p. 338. Que dice así: La obra de fomentar el reino de Cristo irá adelante, aunque por todas las apariencias progrese lentamente y la y la imposibilidades parezcan testificar contra el progreso.
La obra es de Dios, y él proporcionará los recursos y mandará quienes ayuden, para hacer discípulos fieles cuyas manos estén también llena de alimento para la muchedumbre hambrienta.
Dios no se olvida de los que trabajan con amor por la Palabra de la vida por las almas que perecen, quienes a su vez extienden las manos para recibir alimentos para otras almas.
En nuestro trabajo para Dios, corremos el peligro de confiar demasiado en lo que el hombre, con sus talentos y capacidad, pueden hacer.
Así perdemos de vista el único Artífice Maestro. Cristo puso en su labios de sus apóstoles la pregunta. “Dadles Vosotros de comer ahora”
Se les presentó toda las dificultades. Así también ahora, Cristo nos manda a cada uno de nosotros a alimentar al pueblo que tienen hambre.
Hambre de la palabra de Dios, Pues hay mucha gente que está privada de este fruto de pan de vida. ¿Mandaremos llamar a alguno de lejos, para que venga y los alimentes?
“Usted y yo “ estamos preparados para alimentar a las personas, pues Dios nos a concedido sabiduría de lo alto.
Así como Dios instruyó a Aarón, para que prepararse al pueblo de lo las maravillas que iban a ver, por parte de Dios Jehová.
Pueda ser que nuestros medios sean sencillos, pero en manos de hombres y mujeres, dirigidos por Dios, serán como torrentes de agua viva, que refresca.
Si la obra es de Dios, él mismo provera los medios para realizarla. El recompensará al que confíe sencillamente y honorablemente en él.
Aarón confió en su Dios, y le fue bendecido grandemente. El pueblo es chucho y aprendió, aunque eran duros de corazón. No seamos como el pueblo que salió del desierto, seamos humildes para aprender y dar a los demás palabras de vida.
MARANATA.
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