Quieres ser el primero en todo, y esto te llevará a ser el último. Jesús pone el dedo en la llaga: Cada uno de los doce desea ser el “primero” en el reino que todos esperan que se establecería pronto. (Mat.18:1).
Se olvidaban que la verdadera grandeza implica renuncia a la grandeza como meta de la vida.
El momento en que un hombre o mujer se propone destacar como grande, demuestra pequeñez de alma. Los animales nos dan ejemplo a los llamados humanos.
Por ejemplo: Entre los perros que arrastran los trineos de los esquimales existe una muy notable serie de reglas sociales. Hay un líder de la manada.
Este determina su territorio que es el del esquimal. Y todos sirven a su Señor y obedecen su voz.Cuando entra un intruso lo persiguen hasta echarlo fuera.
Estos animales nos da ejemplo a los seres humanos de lealtad y sumisión a su Señor. Los discípulos tenían que aprender que es servir a los demás y no querer el primer puesto.
Los discípulos debían atender as las necesidades o a las carencias de otros; no importa si fuera un esclavo o un libre, todos eran hijos de Dios.
Esto implica un servicio voluntario hacia los demás. Un vez que los perro terminan su misión de expulsar a los intrusos, vuelven a servir a su señor.
La lealtad debe de ser total, sincera y fiel. Es por eso que el reino de los cielos consiste en servir a Dios y a nuestro prójimo, y no en servir a otros intereses humanos.
El verdadero amor es esencialmente un asunto de dar amor y no demandarlo (Mat.5:43).
Posee la máxima grandeza el que ama a Dios y a su prójimo hasta lo sumo y le brinda lo mejor de su servicio.
No hagamos como el perro guía, que echa la culpa a los miembros de la manada por no estar alerta.
La lealtad a Dios se ve en la lealtad a sus hermanos.
El que quiera ser mayo, hágase menor, para que el nombre de Dios sea glorificado.
Es tan fácil que nosotros también actuemos como estos perros cuando se nos sorprende haciendo algo que no debiéramos hacer.
En lugar de aceptar los hechos y limitarnos a pedir disculpas para olvidar el asunto en seguida, le echamos la culpa a la hermanita, el perro o el amigo.
La próxima vez que nos sintamos molestos por algo que estamos haciendo, recordemos los perros esquimales y tratemos de no imitarlo.
MARANATA.
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