UN LOCO QUISO SER MISIONERO.

Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. 
Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Marcos 5:18-19.

Este es uno de los versos que me gusta relatar, porque la orden a estos dos hombres encierran la misión de cada uno de nosotros hasta que venga Cristo. 

Era de mayor importancia que ellos testificara de la experiencia que habían recibido. No olvidemos que estos dos hombres eran gentiles, y por lo tanto podían causa problemas a la obra de Jesús. 

Otro detalle muy importante es que Jesus no les dijo que guardasen 
silencio por la curación, sino todo lo contrario. Jesús pensaba estar poco tiempo en Decápolis, por causa de los fariseos. 

Jesús instruyo a estos hombres, y ellos tenían un relato inspirado que anunciar en la ciudad antes que esta saliese a sus hogares. 

Todo el pueblo conocían a estos dos hombres, y los temían por su brutalidad, ya que estaban poseídos por demonios. Así que el mensaje era claro y sencillo, era su curación. 

Tal fue el mensaje de estos dos hombres, que la gente salió a ver a Jesús y a oír su mensaje. Por toda la región de Decápolis se escucho el mensaje de estos dos hombres. 

¡Que lección nos da estos hombre a los Laodicenses! Los hombres miraban con asombros a los locos, y se maravillaban. Cristo nos invita a recibirle, pero mucho lo niegan.

 El mensaje de Cristo es: ve a tu casa, a tu parentela, y diles cuan grandes cosas ha hecho Dios por vosotros. El cristiano sólo tiene que contar su experiencia con Dios, no tienen que contarle grandes profecías del tiempo. 

“Hechos y no palabras” Cristo nos invita como ha estos locos a pregonar lo que ha hecho por ti. Cada día vemos milagros en nuestra vida, vemos la mano de Dios que nos acaricia y nos invita a dar testimonio de lo que ha hecho por ti. 

Los que sinceramente aman a Cristo, y cuyas vidas han sido transformadas por el poder del Señor, sencillamente necesitan narrar a otros “cuán grandes cosas el Señor ha hecho “contigo”. 

Nosotros al igual que esos hombre podemos ayudar a curar el cáncer del pecado, que arruina a la humanidad. Creo que “Tal es el testimonio que nuestro Señor nos dio, que por falta de nuestro testimonio la gente se pierda. 

Creo sinceramente que cada hijo de Dios, tiene un don que compartir, una experiencia que compartir y un alma que ganar para Cristo.

Ninguna lógica, ni elocuencia, ni conocimiento persuadirán tan efectivamente a seguir a Jesús como el sencillo testimonio de una persona que ha sido transformada por el Evangelio. 

MARANATA.

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