sábado, 30 de noviembre de 2019

¿SOMOS BUENOS SAMARITANOS?


Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándole aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Lucas 10:33-34
Mucho se ha hablado del buen samaritano, y mucho se ha escrito, pero pocos la hemos asimilado. Nos hemos preguntado: ¿cuántos samaritanos hay en el mundo sin que lo sepamos? 

Os podía contar de muchos casos vividos en mi vida, pero no lo are. Pero en los lugares donde he estado en el desierto del Sahara, los samaritanos sin nombre los hay. 

No hay que ir muy lejos de nuestros hogares, en latino America se ven casos de buenos samaritanos. En los países árabes se suele ayudar unos a otros, sin recibir nada a cambio. 

En nuestra historia es un extranjero, bien de Jordania, de Líbano incluso de Samaria. El caso que este hombre no era Judío, sino extranjero, esto le da más relevancia su acto de bondad. 

El relato se menciona a personajes que pasaron junto al hombre herido, y no tuvieron compasión de el. 

En nuestras vidas hay casos en que pasamos de largo, sin mirar al enfermo o a la persona que necesita ayuda. 

La misericordia manifestada por el samaritano refleja de un modo muy real el espíritu que movió al Hijo de Dios a venir a este mundo para salvar a la humanidad. Dios no estaba obligado de rescatar a la humanidad caída. 

Oi una historia que ocurrió en una parte del mundo. Vivía en cierto pueblo una familia: una madre y sus cuatro hijos. El mayor, un niño de diez años estaba traumatizado desde que el padre enfermo de tuberculosis. 

No podía caminar. . .Asistían a una iglesia cercana. Pero nadie visito ese hogar, ni anciano y pastor. Aunque los niños asistían a los cultos, nadie les prestaba atención. 

El padre falleció, sin haber sido visitado por los ancianos y el pastor. La casa no estaba muy lejos de la iglesia sólo a diez minutos. 

Algunos católicos se enteraron y atendieron a esta familia, como resultado de tal amor se convirtieron a catolicismo. Cuando se le preguntó por su conversión respondió: 
“Ellos fueron constantemente bondadosos, y nunca me hablaron de religión. 

La lección es tan clara que no necesita ser comentada. El orgullo de ser el pueblo de Dios, nos lleva como a los fariseos y saduceos a ser demasiado arrogantes. 

En aquel día Jesus dirá: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. Mat. 25:40.  
La mejor evidencia de que alguien ha llegado a ser hijo de Dios es que hace las obras de Dios. (Juan 8:44). 
Los cristianos que sirven a su Señor, son los mejores evangelistas de la iglesia. 
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores de este blog. Oren mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7

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