miércoles, 15 de enero de 2014

UNA HERMOSA Y EXTRAÑA OBRA.

Más Jesús dijo: Dejadla. ¿Por qué la fatigáis? Buena obra me ha hecho. 
 (Marcos 14:6).
La gente bien organizada deplora el despilfarro.  Por muy liberalmente que se dé, una persona desea asegurarse de que sus dádiva proporciona algún provecho tangible para el que la recibe y, posiblemente, también para el que la da.

Pero hay gestos del corazón, hechos de amor, que no pueden medirse por las reglas de la caridad juiciosa.  Indudablemente, el proceder de María fué extravagante a los ojos de los hombres. En la escena vemos a Jesús que estaba sentado comiendo con sus discípulos cuando María se introdujo, quebró el vaso de alabastro que contenía el rico ungüento, y derramo su contenido sobre los pies de Jesús.

Este fragante nardo era muy precioso y costoso. Podría haberse vendido a buen precio y su producto haberlo dedicado a los pobres.  La acción fué muy mal interpretada.  Por lo menos hubo algunos que "se enojaron dentro de si".  Pero el Maestro no estaba de acuerdo con ellos.  Consideró  el gesto de María como algo hermoso.

Hay aquí una lección para nuestro mundo materialista, egoísta y sobre todo materializada.  Lo cierto  es que debemos ayudar a los necesitados.  Pero en un mundo globalización solo piensa en su bienestar,y en su propio egoísmo materialista.  Cierto es que la anbruna que existe en el mundo no viven de pan.

La calculada censura de tantos de nosotros son sencilla mente una expresión de puro egoísmo práctico, palabras vacías de locuaces hacedores del bien.  El acto de María estaba por encima de esta clase de crítica, y en un dominio que muchos nunca podría entender.  Fue un acto de adoración y de agradecimiento por lo que Cristo hizo por ella, procedía de lo más hondo de su corazón.

Fue una obra de arte , un acto de belleza, un acto que pasaría a la historia del universo, y quedaría grabada en la mente de Dios Padre y de los ángeles.  La pregunta es: ¿Tu amiga y amigo mio, arías esto con tu peor enemigo?  Si lo hicieres, tu nombre estaría grabado en los anales del universo, y en la mente de los ángeles, y sobretodo en el corazón de nuestro Dios. ¿Pero somos capaces de hacerlo?

El acto de María fué una hermosa diadema puesta a los pies de Jesús.  "Dondequiera que fuese predicado este Evangelio. . . esto. . . será dicho para memoria de ella".W.R.B.

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