martes, 3 de abril de 2012

SEREMOS PUROS.

No cometerás adulterio. Exo. 20: 14.

Este mandamiento no sólo prohíbe las acciones impuras, sino también los pensamientos y los deseos sensuales, y toda práctica que tienda a excitarles. (foto. La ley de Dios es inmutable).

Exige pureza no sólo de la vida exterior, sino también en las intenciones secretas y en las emociones del corazón.

Cristo, al enseñar cuán abarcante es la obligación de guardar la ley de Dios, declaró que los malos pensamientos y las miradas concupiscentes son tan ciertamente pecados como el acto ilícito.- PP 317.

Cuando se aman y acarician malos pensamientos, por muy en secreto que sea, dijo Jesús, se demuestra que el mal reina todavía en el corazón. El alma sigue sumida en hiel de amargura y sometida a la iniquidad. (foto. Mujer adultera).

El que halla placer espaciándose en escenas impuras, cultiva malos pensamientos y echa miradas sensuales, puede contemplar en el pecado visible, con su carga de vergüenza y aflicción desconsoladora, la verdadera naturaleza del mal que lleva oculto en su alma.

El momento de tentación en que posiblemente se caiga en pecado gravoso no crea el mal que se manifiesta, sólo desarrolla o revela lo que estaba latente y oculto en el corazón. "Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él", ya que del corazón "mana la vida" . . .

El corazón en el cual mora Cristo estará tan henchido, tan satisfecho de su amor que no se consumirá con el deseo de atraer simpatía y atención a sí mismo. Si el alma se entrega a Dios, la sabiduría de él puede llevar a cabo lo que la capacidad humana no logra hacer.- DM 54, 58. (foto. La raiz de todos los males esta en nuestra mente).

Mientras dure la vida, habrá necesidad de guardar los afectos y las pasiones con propósito firme. Ni un sólo momento podemos estar seguros, a no ser que confiemos en Dios y tengamos nuestra vida escondida en Cristo.- PR
G. W.

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