jueves, 12 de abril de 2012

LA FE OBRA POR EL AMOR.

Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Gál. 5: 6.

Cuando presentáis vuestras peticiones al Señor, debéis hacerlo humildemente, sin vanagloriaros de dotes superiores, sino con verdadera hambre del alma por las bendiciones de Dios. Cristo siempre sabe lo que atesora el corazón. (foto. El amor que obra).

Debemos venir con fe en que el Señor oye y responde nuestras oraciones; porque "todo lo que no es de fe, es pecado". La fe genuina es la que obra por el amor, y purifica el alma. Una fe viviente será una fe que obre.

Si fuéramos al jardín y encontráramos que no hay savia en las plantas, ni frescura en las hojas, ni brotes ni pimpollos de flores, ni ninguna señal de vida en los troncos y las ramas, diríamos: "Las plantas están muertas. (foto. Un jardín con vida.)

Desarraigadas del jardín, porque son fealdad para el suelo". Lo mismo ocurre con los que profesan el cristianismo y no tienen espiritualidad. (foto Un jardín sin vida, así es el hombre que no lleva fruto)

Si no hay señales de vigor religioso, si no se ponen en práctica los mandamientos del Señor, es evidente que Cristo, la Vid viviente, no mora allí.-YI 13-9-1894.

La fe y el amor son los elementos esenciales y poderosos que obran en el carácter cristiano. Los que los poseen son uno con Cristo, y están cumpliendo su misión. Debemos sentarnos a los pies de Cristo como alumnos constantes y obrar con sus dones de fe y amor.-YI 2-8-1894. 74 (foto. El amor al progimo se expresa en buenas acciones).
G. W.

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