domingo, 24 de julio de 2011

EL SELLAMIENTO Y LA LLUVIA TARDIA.

Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y; Apártese de la iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. 2º Timoteo 2:19.

Antes que sea completamente terminada la obra y finalice el sellamiento del pueblo de Dios, recibiremos el
derramamiento del Espíritu de Dios. Ángeles del cielo estarán en nuestro medio. (foto. El ángel anota todo lo que el hombre realiza).

Nuestro Padre celestial no exige de nuestras manos lo que no podamos realizar. Desea que su pueblo trabaje fervientemente para cumplir el propósito que le ha asignado. Han de orar en busca de poder, esperar poder y recibir poder, afín de que puedan crecer hasta la plena estatua del hombre y mujeres en Cristo Jesús.


No todos los
miembros de la iglesia están cultivando la piedad personal; por lo tanto, no comprenden su responsabilidad personal. No comprenden que es su privilegio y su deber alcanzar la alta norma de la perfección cristiana.

¿Estamos esperando la lluvia tardía, aguardando confiadamente un día mejor en que la iglesia ha de ser dotada con el poder de lo alto y habilitada así para la obra? (foto.Manos que claman).

La lluvia tardía nunca refrigerará y vigorizará a los indolentes que no usen las facultades que Dios les ha concedido.

Nos hallamos en gran necesidad de la atmósfera pura y vivificadora que nutre y fortifica la vida espiritual. Necesitamos un fervor que nutre y fortifica la vida. espiritual . Necesitamos un fervor cada vez mayor.

El solemne m
ensaje que se nos ha entregado para darlo al mundo ha de ser proclamado con mayor ardor, con una intensidad que conmoverá a los incrédulos, induciéndolos a ver que el Altísimo esta obrando con nosotros, que él es la Fuente de nuestra eficiencia y fortaleza. . .

¿Estáis empleando toda vuestra facultades en un esfuerzo por traer las ovejas perdidas al redil? Hay miles y miles sumidos en la ignorancia que podrían ser advertidos. Orad por la inspiración de su Espíritu, a fin de que podáis ser henchidos con el deseo de salvar a los que perecen.
(foto. Dios se agrada de los adoradores de verdad).
Ascienda al cielo la oración: "Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendigas; haga resplandecer su rostro sobre nosotros; para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación" (Sal. 67:1,2).

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