Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre toda las naciones de la tierra. Deuteronomio 28:1.
A través de las edades Dios ha puesto el don de la libertad, Lo manifestó con Adán, con Noé, con Jacob y ahora con su pueblo.
Israel salió de Egipto donde estaba acostumbrado a la idolatría, y el sentimiento de la lealtad no estaba muy agudizado. “Si oyeres atentamente”. “Si oyes de verdad”.
Dios les está diciendo que considere este asunto con toda seriedad. Por ende la advertencia nos toca a nosotros también. A todos aquellos que pertenece a su pueblo, sean físicos o espirituales.
La advertencia está también dirigida al ser humano en general. Más adelante se da la introducción para las bendiciones que el pueblo de Dios obtendría.
Pero acto seguido se declara las maldiciones, es decir: los castigos que el pueblo de Dios recibiría por su desobediencia. La mano de Dios siempre está extendida hacía aquellos que le aman.
Moisés les habla de las ricas recompensas y las promesas de la obediencia y las consecuencias de las desobediencia. Moisés les declara que el fundamento de la educación era la ley (Gal.3:17), 24).
“Si oyeres atentamente”. El destino del pueblo estaba en sus propias manos y en sus decisiones. Las manos de Dios estaban atadas si ellos no seguían las indicaciones de Dios.
Y este consejo dado al pueblo de Israel de antaño, es también para nosotros hoy. El pueblo de Dios tiene una obligación hoy, escuchar la voz de Dios y serle fiel a su ley. (Deut. 28:2) No hay medias tintas, o eres oh no eres.
La lealtad a Dios y a sus principios, determinará la salvación de los hijos de Dios. No tiene otra alternativa que retribuir al ser humano de acuerdo a su propia conducta.
Así como la lluvia cae sobre los campos, las ricas bendiciones del cielo serían derramadas sobre su pueblo. Todos los cristianos sinceros esperan la lluvia tardía.
Pero no caerá sobre todo su pueblo, muchos no la recibirán. El pueblo de Dios será exaltado ante todas las naciones.Su lealtad a Dios, será un fiel testimonio a los principios de la ley de Dios y este le dará gloria.
Notemos la profundidad que Cristo le da ha (Deut.26:19). Y que en Juan se realza ese texto (Juan 17:10).
Cristo es glorificado en su iglesia, esta es una aplicación a la iglesia de hoy.
Y Juan lo resalta (1 Pedro. 2:9-10). Los hijos de Dios tienen que forjarse un carácter justo como ejemplo para que lo siguieran los hombres.
Y cuando ese carácter sea formado en su pueblo, Dios será glorificado. Dios nos da a escoger, todo depende de nuestra decisión.
MARANATA.
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