A lo largo de la historia bíblica, encontramos advertencias, consejos, y esperanza. Continuamente Dios nos está avisando de los problemas que hay si nos desviamos de sus caminos.
El hombre por su naturaleza quiere ir por su propio camino, porque se cree con suficiente sabiduría para andar sólo.
Sofonías advierte a los sirven a Dios y obedecen su ley, les anima a aferrarse firmemente de su Dios. Les insta a ser humildes y no altivos, ni autosuficiente cuando están sirviendo a Dios.
Pero esta advertencia no solamente van dirigidos a ellos, sino por ende a todos nosotros que somos sus hijos.
Sofonías anteriormente se dirige a los que son altivos, orgullosos y desvergonzados, y con un espiritual de orgullo (Mateo 5:5).
“Quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová”. Si esta advertencia fue dirigida al pueblo de Israel, que no será a nosotros que tenemos más luz de la palabra de Dios.
Una gran mayoría del pueblo de Israel había apostatado, pero otros eran una pequeña minoría eran fieles a Dios. ¿La lealtad a Dios es importante para su pueblo?
¿Es nuestra salvación una cosa incierta? No es esta la idea del profeta Sofonías.
Lo que está diciendo el profeta, es que nuestra liberación, está segura, pero al mismo tiempo da una solemnidad al día grande y terrible de la venida de Cristo.
Es posible que no entendamos bien el día grande y terrible de la venida de Cristo. “Ay de los que desean el día de Jehová” A lo largo de mi vida cristiana, me encontrado con cristianos que aludían a esta frase, deseaban ese día de Jehová.
¿Para qué quería mis conocidos ese gran día? La altivez con que lo decían, me humillo más ante mi Dios. No sabían lo que realmente estaban diciendo.
“Anda, pueblo mío, entra en tu recamara, cierra tras de ti tu puerta; escóndete un poquito, ora en secreto, estemos a cuenta, en tanto que pasa la indignación”
El tiempo es cada vez más corto, se ve en el mundo que clama la paz, mientras otro medio proclama la guerra.
Los justo gritan temblando: `Quién podrá estar firme?'
Termina los cantos de los ángeles, y sigue un momento de silencio aterrador. Entonces se oye la voz de Jesús, que dice:
`¡Basta mi gracia!' Los rostros de los justos se iluminan y el corazón de todos se llena de gozo” CS. P. 699). Este es el día terrible para aquellos que invalidaron su ley.
MARANATA.
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