Entonces Labán y Betuel respondieron y dijeron: De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte malo ni bueno Gén. 24:50.
A través de los siglo Dios a querido y quiere salvar al ser humano de la esclavitud del pecado en que vive. Dios usa los elementos humanos, para darnos luz y esperanza.
Eliezer seguía las costumbre beduinas del desierto, y se presentó a Labán y Betuel como siervo de Abraham.
La petición de su hija para su señor Isaac correspondía a la costumbre de la época. Ofreció una gran dote por la hija de Labán.
Este no podía negarse a tal petición, y no se podía negar, ya que era Dios la que le había elegido.
En lo que a ellos se refería, la decisión era de Jehová y está no podía cuestionarse, y así Eliezer quedó en libertad para llevarse a Rebeca a Canaán.
Dios nos elige a cada uno de nosotros, pero nos corresponde a nosotros escoger el camino que debemos de tomar.
Eliezer era un hombre de oración, siempre contaba con la aprobación de Dios para todo. Es un ejemplo vivo para cada hijo de Dios.
Cada caída, oh cada incidente de nuestra vida, debe de ser un motivo de oración, ya sea en procurar dirección o para agradecer.
Podemos ser los más viles del mundo, los más pecadores, pero cuando nos inclinamos ante el trono de la gracia, y clamamos a Dios, el escucha.
No hay oración que se pierda, por muy vil que sea un hombre, si este va de corazón, su oración es oída y contestada. Creo sinceramente.
¡Cuánto mayor sería nuestro éxito en todos los asuntos de nuestra vida, si como Eliezer conociéramos a Dios en todo lo que hacemos!
Uno de nuestro mayores ejemplo es la vida de oración que tenía Jesús con su Padre.
En el huerto de Getsemaní pronunció las palabras más hermosa del Hijo de Dios: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa, pero no sea mi voluntad, sino la tuya”.(D.T.G p.637).
Eliezer intercedía ante su Dios, para que esa misión fuera llevado a cabo con éxito, ya que Labán se resistía.
Las oraciones en silencio son oídas por el Dios que sostiene los mundos, y ninguna de ellas es desatendida.Cuando estés en un aprieto, en alguna dificultad, o en alguna entrevista de trabajo, haz una oración silenciosa.
Y el Dios que sostiene los mundos la oirá, y conforme a su gran misericordia la contestara.
Esa es mi experiencia como cristiano, y os aseguro que Dios la oye. Eliezer tuvo éxito en su misión, porque siempre dependía de Dios. Yo os invito, a que tengáis esa experiencia hoy con Dios.
MARANATA.
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